“Ustedes saben que los gobernantes de las naciones actúan
como dictadores
y los que ocupan cargos abusan de su autoridad.
Pero no será así entre ustedes.
Al contrario, el que entre ustedes quiera ser
grande, que se haga servidor de ustedes,
Y si alguno de ustedes quiere ser el primero entre
ustedes, que se haga esclavo de todos”.
(Mt 20, 25-28)
Benedicto
XVI ha dado su penúltima lección a los que tienen poder y se apegan a él hasta
el último minuto. Hay quienes estando gravemente enfermos se han presentado a
las elecciones y las han ganado, aunque ya no han podido jurar su cargo y se
han muerto por el camino. Benedicto ha dicho: no. No quiero que otras personas
gobiernen la Iglesia
en mi nombre mientras yo estoy disminuyendo. Mejor elijan otro papa que les
pueda gobernar y yo me dedico a rezar. Gran humildad, enorme valentía y una
lección de desapego al poder digna de tener en cuenta. Bien podrían aprender
todos esos tiranuelos que en el mundo son, han sido y serán.
Pero
no todos opinan así. El poder es para ejercerlo hasta el final. Hay quienes van
más lejos todavía y han visto en la renuncia una gran debilidad. Quienes así
interpretan entienden la debilidad como algo negativo, no poder. No es la única
manera de entender la debilidad. Para los cristianos, Dios se despoja de todo
para ser gente como nosotros, adoptando la debilidad: kénosis en griego. Kénosis que termina en la exaltación de Jesús
por parte de Dios.
© Parroquia Santa Rita de
Castilla – Río Marañón // Grupo de Animadores Cristianos, marzo 2012
En
el bajo Marañón los pentecostales han visto en la renuncia del papa debilidad
como no poder. Para ellos ‘el papa ha sido vencido por el diablo’. Ya no merece
la pena ser católico puesto que el papa ha renunciado, no tiene poder. Lo
interesante de este planteamiento, sin fundamento bíblico, es lo que trasluce
de pensamiento indígena.
Para
los kukama el poder está relacionado con la fuerza y la debilidad es la ‘carencia
de fuerza y de poder’. En pueblos tradicionalmente guerreros presentarse como
débil implica apuntarse a perdedor. De ahí la importancia de la fuerza. Pero
existen otras dos acepciones de debilidad que merecen la pena recogerse. La
primera se traduce literalmente como ‘corazón no caliente’ para indicar falta
de valentía, coraje. Y la segunda ‘no denso’, ‘no concentrado’, ‘no espeso’, o
en positivo, licuado, diluido. Con este trasfondo es fácil imaginar que muchos
kukama no entiendan el porqué de una decisión tan evangélica y valiente.
Las batallas
que libran los indígenas no son únicamente contra el Estado o contra compañías
petroleras, madereras y demás. También incluye una batalla cósmica. El mundo
indígena está poblado de espíritus, algunos buenos y otros malos. Asociarse con
los buenos espíritus es imprescindible para tener una vida buena. Pero no
estamos ajenos a los ataques de los malos espíritus. Esta batalla cósmica la
trasladan al cristianismo para, poniendo nombre al mal y al enemigo, luchar
contra Satanás, el diablo, el demonio o como queramos denominarlo. En su haber,
dándoles sostén, la cosmología bíblica también está poblada de ángeles y
demonios. (Una cosmología bíblica que en ocasiones a los occidentales nos deja
perplejos). En muchas de las predicaciones kukama pentecostales gran parte del
tiempo se dedica al diablo como el enemigo. En ocasiones los católicos también
somos catalogados como diablos y el papa es nuestro jefe. Pero en esta
oportunidad el papa no es el diablo sino alguien débil que ha sido derrotado,
que ha perdido su batalla contra el mal, contra el demonio. O dicho en palabras
sencillas: ‘ha sido vencido por el diablo’. Por eso, para estos mismos
pentecostales, ya no merece ser católico, son débiles, su papa se ha retirado,
ha perdido la batalla contra el mal, contra Satanás.
Es
interesante este planteamiento que está elaborado a partir de la experiencia
del chamanismo. Un chamán débil fácilmente es vencido, sus seguidores le
abandonarán. Le pueden matar o incluso aparcar como si fuera un trasto viejo.
Los grandes chamanes, los buenos chamanes, no se retiran, ni capitulan, ni
renuncian. Los grandes chamanes kukama no atraviesan la muerte, se van a vivir
a las cochas para protegerlas. Un poderoso chamán trabajará con algún heredero
al que habrá dejado su poder, mientras él se retira a la cocha. Siempre queda
la explicación posible que él se retira y deja a uno en la comunidad con el que
va a trabajar.
Benedicto
XVI ha pronunciado su penúltima lección, no ha sido comprendida por todos, no
solo entre los pueblos indígenas, al interior de la iglesia no ha faltado quien
le ha tildado de ‘bajarse de la cruz’, pero nosotros somos de los que pensamos
que ha dado un paso trascendental que bien mereciera la pena tenerse en cuenta
por tantas personas que se atribuyen el cargo hasta la muerte, a veces por su
ineptitud, en ocasiones por su afán desmesurado de poder.
P. Miguel Angel Cadenas P.
Manolo Berjón
Parroquia Santa Rita de Castilla Parroquia Santa Rita de Castilla
Río Marañón Río
Marañón
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