Por el centenario de la Encíclica Lacrimabili Statu Indorum del papa Pio X y la defensa de los indígenas en la época del caucho, nosotros Animadores Cristianos de la Parroquia Santa Rita de Castilla, río Marañón, provincia y región de Loreto, conocedores que hay partes de “nuestra historia republicana que preferimos callar” y por ende “no aparecen en los libros escolares”, sino más bien “están mezcladas en mitos y leyendas de nuestros abuelos”, en este año 2012 se cumplen 100 años de la encíclica papal que hace referencia a lo sucedido con nuestros hermanos indígenas.
A propósito, contar lo que sucedió: todavía a mitad de los años 60 del siglo pasado, un bisnieto de cauchero nos cuenta cómo él vio que los patrones manejaban a los peones cruelmente. Les obligaban a trabajar el caucho solo, sin descanso, y no les permitían hacer chacras para su sustento de su familia. Tampoco querían que sus hijos estudiaran. El patrón les vendía sus productos (ropa, fósforo…) ciento por ciento elevado de precio y de su producto nunca sabían cuanto costaban. Por tanto, nunca podían pagar su cuenta, y no podían regresar a su tierra a ver a su familia. Cuando iban creciendo sus hijos iban siendo un peón más, ya con grandes sumas de cuentas a su cargo. Las mujeres eran llevadas por el patrón. Aquellas que tenían 13-14-15 años para empleadas, o él mismo disponía para entregar a otro peón para su mujer. La gran mayoría de las mujeres de los peones las abusaba el patrón sexualmente. Nadie podía vender su producto a otro patrón porque muchos eran amenazados de muerte, a palos, ahogándole o a balazos. Así como me contó mi abuelo, que hasta hoy vive, Basilio Ricopa Canaquiri, perteneciente al pueblo indígena kukama kukamiria. Los hechos están situados en el alto río Samiria.
Rember Yahuarcani, Los huitoto y el caucho
Fotografía: Victoria Morales
Hoy en día los hijos de los patrones siguen esclavizando a los hijos de los peones caucheros. Nos cuenta el señor NN lo que sucedió con la hija de un morador, que fue llevada a la ciudad de Iquitos, con la finalidad que tendrá trabajo y estudio. Nunca estudió. Por su trabajo nunca le pagaron mas que el primer mes S/. 150.00 permaneciendo 3 años en el trabajo. Cuando sus padres fueron a recogerla su patrona no la quería dejar regresar a su casa.
“Nosotros recordando el ejemplo de nuestros antecesores, condenamos y declaramos reo de inhumano crimen a cualesquiera que a los indígenas pongan en esclavitud” (Pío X) y para que no se vuelva a repetir esto, pedimos que en los libros actuales se considere toda la historia de la Amazonía que forma parte de la historia del Perú.
Santa Rita de Castilla, 19 de marzo de 2012
Nota: los entrecomillados que no se explicitan están tomados de: “El centenario de la encíclica Lacrimabili Statu Indorum del Papa Pío X y la defensa de los indígenas de la época del caucho”, CAAAP, Lima, enero 2012.
COMENTARIO:
Entre los días 14 al 20 de marzo de 2012 se reunieron los Animadores Cristianos de la Parroquia para el Encuentro de Animadores de comienzo de año. Entre otros temas, hicimos un repaso de la encíclica del papa Pío X, Lacrimabili Statu Indorum.
A los Animadores les llamó la atención que un papa hubiera escrito sobre lo que estaba sucediendo en la Amazonía. Ellos, por su parte, se comprometieron a recoger testimonios para no dejar pasar el centenario de la encíclica. Por de pronto ya nos recuerdan que la explotación no es únicamente algo del pasado y que los pueblos indígenas continúan sufriéndola en diversas medidas.
P. Miguel Angel Cadenas P. Manolo Berjón
Parroquia Santa Rita de Castilla Parroquia Santa Rita de Castilla
Río Marañón Río Marañón
ENCICLICA (carta) del Papa Pío X, escrita en 1912
“Lacrimabili Statu Indorum”
El papa se queja entre otras cosas que a pesar que desea aliviar la situación de los indígenas, no obstante, existen aún “cristianos que como si hubieran olvidado totalmente el sentido de la caridad derramada por el Espíritu Santo en nuestros corazones, a los pobres indígenas… los reducen a esclavitud, los venden como esclavos, los privan de sus bienes, y realizan con ellos tales obras de inhumanidad que los apartan principalmente de abrazar la fe de Cristo, y sobre todo hacen que se obstinen en su odio para la fe”.
De todas estas cosas indignas, la peor de todas, o sea la esclavitud propiamente dicha, aunque ha sido abolida en Brasil y en otros lugares a que contribuyeron a erradicar muchas personas de iglesia, aún queda mucho por hacer a favor de los indígenas.
“Cuando examinamos los crímenes y maldades, que aún ahora se cometen con los indígenas, ciertamente quedamos horrorizados y profundamente conmovidos. Pues, ¿qué puede haber de más cruel y bárbaro, que el matar los hombres a azotes o con láminas de hierro ardiendo, por causas levísimas, por el placer de ejercer su crueldad, o impulsados por súbita violencia de conducir a la matanza a cientos y miles (de indígenas), o devastar pueblos o aldeas para realizar matanzas… Para excitar de tal manera los ánimos influye en alto grado el inmoderado deseo de obtener riquezas”.
“Ni tampoco se perdona el sexo (femenino) ni la debilidad de edad (niños): avergüenza realmente referir la infamia y los crímenes de aquellos en comprar y vender a las mujeres y a los niños; siendo realmente sobrepasados los peores ejemplos de salvajismo”.
“Para todo aquello que ustedes, o por su iniciativa ejecuten para utilidad de los indígenas, tenga la máxima eficacia dimanante de Nuestra apostólica autoridad. Nosotros condenamos y declaramos reo de inhumano crimen a cualesquiera que, a los indígenas, ponga en esclavitud, los vendan, los compren, los cambien o regalen, los separen de sus mujeres o de sus hijos, se apoderen de sus cosas o de sus bienes, o de cualquier manera los priven de su libertad poniéndolos en esclavitud”.
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COMENTARIO: Se cumplen ahora 100 años de la encíclica del Papa Pío X, sobre la época del caucho y los indígenas amazónicos. Sólo en el río Putumayo mataron más de 30,000 indígenas witoto, bora y ocaína. Los patrones decían ser cristianos, pero su comportamiento lo negaba. Para el papa son indignos de llamarse cristianos.
Nos gustaría que el centenario de esta carta del Papa sirva para recoger testimonios, como ya lo están haciendo los Animadores de la Parroquia, para conocer nuestra historia, que no se repita y que se enseñe en los colegios a los bisnietos de los peones de los caucheros. Conocer nuestra historia es la mejor forma de saber quiénes somos.
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