Alfonso López Tejada
Presidente ACODECOSPAT, palabras de bienvenida a la comisión.
Los
días 20 y 21 de marzo de 2013 una delegación del Estado (dos congresistas que
presiden comisiones al interior del mismo, dos representantes de OEFA[1], otro
del Ministerio del Ambiente, uno del Gobierno Regional, y una representante de la Defensoría del Pueblo
con sede en Iquitos, a los que se sumó, por propia iniciativa, el alcalde del
distrito de Parinari) llegaron a la comunidad nativa Dos de Mayo – San Pablo de
Tipishca en el distrito de Nauta, provincia y región de Loreto, para tener una
‘audiencia pública’ con los miembros de ACODECOSPAT[2]. El
evento está englobado en la relación que están manteniendo 4 organizaciones
indígenas (FEDIQUEP[3], FECONACO[4],
FECONAT[5] y
ACODECOSPAT) con el Estado a raíz del ‘circuito de contaminación’ por 40 años
de extracción de hidrocarburos en las provincias de Loreto y Datem del Marañón,
ambas en la región Loreto. Felicitamos a ACODECOSPAT por la valentía de sus
propuestas y al Estado peruano por intentar escuchar a las poblaciones
indígenas. Consideramos que es la mejor forma de trabajar y auguramos éxito al
rumbo emprendido.
© Manolo Berjón, marzo 2013
Esto
no es, ni pretende ser, una crónica. No tenemos competencia para tal. Es tan
solo un intento subjetivo de acotar algunas cuestiones. Periodistas hubo en la
reunión que pueden dar una visión ‘más objetiva’ de la misma o al menos
intentar ser más imparciales. Consideramos que nuestra tarea es más cercana a observar
las grietas, los resquicios, las improvisaciones…, en definitiva, la
‘carraspera de la conversación’, si se nos permite decir así.
´
Preparando
la llegada de la comitiva un grupo de dirigentes de ACODECOSPAT, con su
presidente a la cabeza, estaban conversando algunos puntos. Con el arribo de
los deslizadores aumentan las expectativas y toma cuerpo y densidad el evento.
En la presentación de la delegación surge el primer desliz. Una de las
congresistas afirma: “Tenemos el peso de representar un Estado en el que ya no
se cree. Y en el que quizá, como Estado, ni siquiera creemos nosotros que nos
toca representarlo. Pero es nuestro trabajo eso que nosotros llamamos nuestro
país, y para reconstruirlo también los necesitamos a ustedes. Porque el Estado
somos todos. Somos nosotras que hoy representamos al Congreso de la República , es Alberto
que hoy representa al Ejecutivo junto con la OEFA , es Defensoría, es el alcalde, es el
gobierno regional. Son las instituciones intermedias representadas por los
maestros y por los sacerdotes y por los dirigentes de las diferentes
comunidades. Estamos acá para escucharlos, estamos acá para tomar nota a sus
pedidos y sus necesidades y trasladarlas. Desde el Congreso hemos asumido
algunos compromisos concretos…” Primera sorpresa. Es curiosa la ambigüedad de
palabras como ‘Estado’ o ‘país’. Es cierto que es un discurso improvisado, pero
es interesante lo que refleja. Ya hemos acotado que lo nuestro son las aporías…
En algún momento parece deslizar que está de acuerdo con el país [territorio
que constituye una unidad geográfica o política, con fronteras naturales o
artificiales], pero no con el Estado [cuerpo político de una nación]; como si
el asunto político no le interesara. Pero por otra parte dice que el Estado
somos todos (extendiéndolo más allá de los que son, véase por ejemplo el querer
congratularse con los sacerdotes). La guinda del pastel: “Y en el que quizá,
como Estado, ni siquiera creemos nosotros que nos toca representarlo”. Surgen
las preguntas: entonces, ¿a qué han venido?, ¿en nombre de quién?, ¿para hacer
qué? Nos parece que la buena intención no es suficiente. Puede que sea
interesante para mantener una charla de café, pero no para sentarse en el
Congreso.
En
diversos momentos del evento varios miembros de la delegación insistieron en
que este tipo de cuestiones ‘son un asunto personal’, más allá del trabajo que
ahora desempeñan en el Estado. Les agradecemos la sinceridad y les creemos.
Pero no es suficiente. No es suficiente cuando el Estado tiene oídos
preferentes para unos pocos (entiéndanse, en este caso particular, compañías
petroleras, con su capacidad de ‘persuadir’ al Estado) un entramado legal que
perjudica los intereses de las poblaciones indígenas mientras se entretienen
educadamente tomando un aperitivo. Lo sentimos congresistas, y resto de la
delegación, no queremos que vengan a contarnos sus penas en el Estado, para eso
no los necesitamos, los necesitamos para que peleen como representantes
elegidos que son (muchos de sus electores no se sienten representados). La
buena intención la pueden dejar para otra oportunidad, ahora queremos que hagan
bien su trabajo. Y a las congresistas le pedimos que elaboren y defiendan
buenas leyes, de esas que salvaguarden a los pueblos indígenas y acoten el
terreno de las petroleras.
Después
de la presentación de participantes hubo un ‘tiempo de descanso’. Se establecieron
grupos informales y fluyó la conversación. Estábamos al lado del presidente de
ACODECOSPAT hablando del tiempo, cuando se acercó una congresista y se produjo
una deriva hacia asuntos más delicados: territorio, áreas naturales protegidas,
titulación… Posteriormente se sumaron al grupo una asesora de la congresista y
un representante de la
OEFA. Cada participante mostrábamos percepciones diferentes y
argumentos en direcciones contrapuestas, hasta que apareció otro desliz curioso.
Hay que aprovechar ahora que ‘somos inmortales’, sentenció la congresista, a
partir de julio dejo la presidencia de la comisión y pasaré a ser ‘un simple
mortal más en el congreso’. ‘Desde la presidencia de la comisión se pueden
hacer muchas más cosas’. Para oídos acostumbrados a lo religioso en plural,
como los nuestros, nos sorprendió una afirmación así sobre la inmortalidad. ¿De
verdad son inmortales? Quedamos estupefactos ante el olor que trasciende sobre
el poder. ¡Pobres mortales!
© Manolo Berjón, marzo 2013
En
la conclusión del evento surge otro desliz. Uno de los intervinientes de OEFA,
que se presenta como un ‘técnico’, trata de aclarar la afirmación de un
participante en la reunión y suelta una perla como la siguiente: ‘las aguas de
los ríos de la Amazonía
están clasificadas por río principal. En este caso categoría IV’. Mira hacia un
lado (parece que alguien le pregunta fuera de micrófono) y lo vuelve a tomar
para declarar: ‘categoría IV es conservación del ambiente acuático, no es agua
apta para el día. La que se puede beber es agua categoría I, pero que tiene que
ser potabilizada con procedimiento convencional o con procesos físico
químicos’. Y toma asiento. Qué nos quería decir el ‘técnico’: ¿que en los ríos
de la Amazonía
no hay gente y se puede catalogar como categoría IV?, ¿que no importan las
gentes de los ríos y mejor que se clasifique en categoría IV para dar prioridad
a la inversión extranjera? No entendemos bien. Pero refleja poca simpatía por
los pueblos indígenas y nada de empatía ni compasión, por no recordar eso de
ciudadanos de primera, segunda, tercera… categorías. Hace falta ser muy
‘técnico’ para una afirmación de este calibre. Pero, ¿estarían de acuerdo que
las aguas que abastecen Lima fueran clasificadas como categoría IV? Más les
valdría hacer una ley sobre metales pesados, por poner un ejemplo, u otra ley
de aguas que contemple a las poblaciones amazónicas. Los versados en la
conversación insisten en la argumentación. Nosotros, desde la teología
cristiana, preferimos percibir las asimetrías y desde ellas preguntarnos quién
sufre, por qué y cómo remediarlo. En palabras sencillas: desde el
Crucificado/Resucitado, ese que los cristianos tenemos como clave de lectura
del mundo.
Hacia
el final del evento, en el momento de las conclusiones, mientras algunos comisionados
tomaban su última palabra, en la parte posterior del local se escuchaba en voz
baja: “otro calmante”. Tan acostumbrados estamos a escuchar a miembros del
Estado que no hacen su tarea que la frustración aparece en forma de pastilla.
La voz baja, esa que no llega a utilizar el micrófono, entre otras cosas por
cuestiones de poder y tiempo, saca a la luz el desengaño reinante. Ante un
Estado lento, y muchas veces malintencionado, emerge la respuesta de la gente:
una fuerte migración de jóvenes a Lima en busca de la bonanza económica peruana.
A
fuer de ser tradicionales, recuperamos un concepto kukama y cristiano de
envergadura. Uno de esos conceptos con los que no se sabe qué hacer y que muchos
prefieren psicologizarlo o, en estos tiempos ‘impacientes con el mal’, diluirlo
y desculpabilizarlo en errores o faltas, pero que nosotros nos resistimos a
aguarlo: ucha[6], pecado.
Sí, pecadores somos y, como tales, señalamos que nos fuimos antes de tiempo,
cuando se retiraron las ONGs y el Estado. Nosotros, que tenemos por norma y
costumbre quedar hasta el final, nos retiramos cuando ACODECOSPAT, ya solos,
quedaron para evaluar la jornada. Un pecado más en estos curas que tienen a
bien presentarse ante Dios y ante ustedes como lo que son: sacerdotes
católicos. Ahí permanecieron los miembros de ACODECOSPAT evaluando la jornada,
satisfechos con lo conseguido. Nos congratulamos con sus éxitos y rogamos a
Dios (otro ‘concepto’ molesto en estos tiempos) que los proteja, los cuide y
les infunda valor, y a nosotros perdone nuestros pecados.
Al
final del evento se había escuchado la letra que dibuja[7] ACODECOSPAT
en tan importantes temas como territorio, agua, identidad, educación, salud…
Falta escuchar la música que acople la comisión que nos ha visitado. ¿Podrán
danzar/bailar los indígenas? ¿O será un baile/danza exclusivo para petroleros?
© Manolo Berjón, marzo 2013
Reafirmamos
que esta nota no pretende ser una crónica de la reunión, tan solo un botón de
nuestra percepción subjetiva. Pretende encontrar algunos gazapos que deseamos
resaltar para aclarar ‘la carraspera de la conversación’, o un ejercicio de
gárgaras para aclarar la voz. Dicho lo cual reiteremos nuestra intención de
valorar muy positivamente la conversación, la reunión, y alabamos este camino
como uno posible para solucionar los grandes problemas existentes. Alentamos a
ACODECOSPAT en el camino emprendido y le auguramos éxitos en su contribución al
bien común, al tiempo que estamos sumamente agradecidos por su entrañable
amistad.
P.
Miguel Angel Cadenas P.
Manolo Berjón
Parroquia
Santa Rita de Castilla Parroquia
Santa Rita de Castilla
Río
Marañón Río
Marañón
[1] OEFA: Organismo de
Evaluación y Fiscalización Ambiental
[2] ACODECOSPAT: Asociación
Cocama de Desarrollo y Conservación San Pablo de Tipishca
[3] FEDIQUEP: Federación
Indígena Quechua del Pastaza
[4] FECONACO: Federación de
Comunidades Nativas del Corrientes
[5] FECONAT: Federación
Comunidades Nativas del Tigre
[6] Ucha: pecado, culpa, delito, en kukama. Proviene del término
quechua de Chachapoyas – Lamas ucha,
culpa.
[7] Kuatiarata: dibujar y escribir. Preferimos traducirlo como dibujar
porque oralidad y pueblos indígenas…
No hay comentarios:
Publicar un comentario