“DAÑOS COLATERALES ” de la
Reserva Nacional Pacaya
Samiria (RNPS) I
El 2
de junio de 1940 se declara Zona Reservada el área fluvial del río Pacaya desde
500 metros
antes de la boca de la cocha del Yanayacu hasta el paraje denominado Zancudo,
situado en el cauce del mismo río para la crianza del paiche (Arapaima gigas). El 23 de octubre de
1944 se amplía la Zona Reservada
para incluir el sistema hidrográfico de los ríos Pacaya y Samiria. El 10 de
octubre de 1968 se decretó el establecimiento de una Reserva Nacional para la
conservación integral de los recursos naturales. El 4 de febrero de 1982 se
decretó la Reserva Nacional
Pacaya Samiria (RNPS) con una extensión de 2.080.000 has.
La
gestación de este “paradigma ambiental” viene de la mano con la finalización
del segundo boom cauchero en la
RNPS. La palabra caucho nos debe provocar, cuando menos, un
escozor. El solo recuerdo del sistema de habilitación esclavista en el que se
enclavó, generando sufrimientos inhumanos en miles de personas, irrita la piel
y las entrañas. En este caso particular, fundamentalmente, del pueblo kukama,
pero también de otros ciudadanos del departamento de San Martín atraídos por
este boom cauchero.
© Parroquia Santa Rita de Castilla, pescador en la
comunidad de Tangarana
TANGARANA
Tangarana
es una comunidad kukama situada en el distrito de Parinari, provincia de
Loreto, área de amortiguamiento de la
RNPS, por utilizar la terminología del Estado y ubicarnos “en
el mapa”. A comienzos de 2013 llegan a un acuerdo con un maderero para vender
algunos árboles. El precio es irrisorio: S/. 40.00 por árbol de capinurí (Clarisa nitida; Maquira coriacea) en la comunidad, que en Iquitos adquiere un valor
aproximado de S/. 450.00. Esto levantó un asunto que vienen arrastrando por años.
Tangarana
es la comunidad limítrofe con Santa Rita de Castilla (SRC) al oeste, surcando
el Marañón, vamos. SRC es la sede de facto de las instituciones del Estado:
Municipalidad, Centro de Salud, colegio de secundaria, Policía Nacional del
Perú, Gobernación, Juez de Paz, Coordinación de Educación. Y Parroquia, que
está en el origen del pueblo, pero que no pertenece al Estado. La combinación
de estos elementos ha fraguado el mayor núcleo poblacional del distrito de
Parinari (la comunidad nativa de Parinari continúa siendo la capital del
distrito homónimo). Lo cierto es que gran parte del presupuesto municipal
(cuando no se lo roban) queda en SRC. Unido a las demás instituciones hace del
pueblo el enclave principal del distrito. La historia reciente de SRC indica
que en los últimos 50 años le ha dado barranco[1] en 6
ocasiones, teniendo que trasladar el pueblo a una nueva ubicación, cada vez más
arriba (río arriba), estrechando los límites de la comunidad de Tangarana.
Tangarana
se fundó como comunidad en 1972. Previamente ya existían algunos vivientes y
otros fueron expulsados de la
RNPS (algunos invitados a salir y los remolones con el
ejército y la policía, como si de delincuentes se tratara, abandonando sus
chanchos y otras pertenencias). En la visita de 1972 del P. Agustín Alcalá
Fernández eligieron autoridades y les ayudó en la creación del colegio de
primaria. Hasta entonces los niños de Tangarana asistían al colegio de SRC, una
distancia no despreciable en canoa. Además los adultos tenían que trabajar en
las obras comunales en SRC, a pesar de vivir en el anexo que posteriormente
tomó el nombre de Tangarana, por la cantidad de árboles de esta especie (Triplaris surinamensis var. chamissoana)
que había en el lugar. En 1973 comienza a funcionar el colegio de Tangarana
como un anexo a SRC. En 1974 lo hace como anexo a Unión y en 1975 se crea el
colegio de Tangarana.
El
crecimiento de SRC y los continuos barrancos han provocado la invasión de las
tierras de Tangarana. Todo era normal, hasta que aparece el tema de la madera y
una antena telefónica que se está construyendo en SRC (por aquello de abastecer
con línea de banda ancha a Iquitos, que ya de paso nos favorece, aunque no
hayan pensado en el río, otro efecto colateral, este positivo). El pago de la
compañía de teléfonos por la ubicación en la antena, a quién corresponde: ¿a
SRC o a Tangarana?
Las
chacras de los moradores de SRC invaden el territorio de la comunidad de
Tangarana. ¿Y los aguajales? En una época donde la monetarización se está
haciendo imprescindible, el territorio (aguajales) se convierte en la despensa
donde extraer la remuneración económica que permita solventar los gastos
diarios.
© Parroquia Santa Rita de Castilla 2005, barranco
¿Es
la titulación de la comunidad de Tangarana una solución? A corto plazo les
aseguraría el territorio. A medio plazo
es inviable: en cuanto el barranco afecte a alguna comunidad, sean ellos sean
los vecinos, el territorio se reconfigura y con límites muy precisos aumentan
las tensiones en lugar de disminuirlas. Un ejemplo: si SRC está invadiendo la
comunidad de Tangarana, Shapajilla invadió SRC, por el mismo problema: el
barranco. “Lotizar” el territorio, titular comunidad por comunidad pequeños
territorios va contra la lógica del río, genera conflictos innecesarios y
desconoce las nociones indígenas. Para hacer justicia habría que titular el
territorio integral del pueblo kukama-kukamiria, nada de titular comunidad por
comunidad. A quienes les produzca urticaria la propuesta podrían pensar por un
segundo “el bien” que le hace a la
RNPS los pozos petroleros en su interior y no parecen estar
muy por la labor de cuestionar tamaño despropósito con el fuerte impacto
ambiental que está causando.
Un
ejemplo más, para concluir: María, nombre ficticio, murió el 2011 en SRC. El
diagnóstico: “brujería”. La “otra situación real” era que tenía su chacra en la
comunidad nativa de Santa Clara. Una autoridad de esta comunidad la hostigaba para
que abandonara su chacra. Ella no hizo caso. Esta autoridad entregó el territorio
de la chacra de María a un médico (chamán) de Leoncio Prado. El médico quiso
posesionarse de su nueva chacra y María no aceptó. Le escucharon en la vecina
comunidad de Shapajilla al médico comentar que tal mujer “se las va a ver
conmigo”. Al poco tiempo murió María aquejada por una afección pulmonar fruto
de una tuberculosis largamente padecida. Poco antes de morir María insistía a
su marido: “tráelo acá a ese hombre [el médico que le embrujó] a que me cure
aquí, y si no quiere venir, mátalo, aunque vayas a la cárcel”.
Postdata
1: en el pueblo se rumorea que la Municipalidad está en conversaciones con el
Ministerio de Agricultura para que abran una oficina en SRC [nosotros pensamos
que es justo al revés: presión del Ministerio de Agricultura para “ordenar” el
territorio]. Y como en el Municipio no se enteran de lo que hay detrás, aceptan
gustosos, por aquello del “desarrollo” (?). Si no entienden los procesos de
territorios, ¿generarán más dificultades? No nos queda ninguna duda. Titular
comunidades dejando intocada la
RNPS obliga a vivir en un espacio reducido que redundará en
mayores problemas. Parte de la solución pasa por utilizar la RNPS, territorio ancestral
del pueblo kukama, como su territorio actual. La idea de “vaciar” un territorio
para cuidarlo es, cuando menos, cuestionable. Pero además no es practicado en
toda la RNPS. En
la cuenca del Yanayacu-Pucate (RNPS) hay comunidades asentadas. ¿Por qué no se
ha permitido en las cuencas del Pacaya y el Samiria? ¿Cuidar implica desplazar
a la población indígena? De nuevo insistimos en la titulación integral del
territorio del pueblo kukama-kukamaria.
© Parroquia Santa Rita de Castilla 2004, Santa Rita de
Castilla, barranco
Postdata
2: En el libro de los Jueces los israelitas describen a los cananeos como
“otros”, “diferentes”. Posteriormente ocupan ese lugar arameos, moabitas,
amalecitas, madianitas, amonitas y filisteos. Los necesitan como un extraño
contra el cual Israel configurar su identidad. El territorio juega un rol
preponderante: Israel invade territorios de otros pueblos. Pero el modelo
geográfico de límites claros no sirve, las fronteras en Jueces son porosas, al
igual que los límites identitarios.
Los
israelitas en Jueces son superiores moral y religiosamente, pero no tanto. En
ocasiones aparecen israelitas cometiendo infamias, conduciéndose como achacan a
sus enemigos (Jue 19, 23-24). Existen personas con una identidad no clara, o
más bien ambigua: Caleb, Otoniel, Acsá, Sangar y Dalila, entre otros.
Militarmente Israel es inferior. Y no faltan personajes híbridos que encarnan a
la vez el Yo y el Otro.
Las
mujeres también son un “otro” frente a la masculinidad de Israel. La suma de
patriarcado e imperialismo da a luz a la brutalidad. Los hombres de Israel
sacrifican a la hija de Jefté (Jue 11, 29-40), matan a la concubina (Jue 19) y
violan a las hijas de Israel: las vírgenes de Yabés de Galaad y las muchachas
de Siló (Jue 21). Sometiendo a las mujeres, Israel recupera su masculinidad (e
identidad) que habían perdido al ser dominados por otros hombres e imperios. Si
esto sucede con las mujeres propias no es más halagüeño lo que sucede con las
mujeres de “los otros” que provocan infidelidad por seguir a dioses extraños.
En Jue 3, 6 los israelitas se casan con las mujeres de los otros y sirven a
dioses ajenos, pese ser conductas condenadas para un israelita. Vamos que no es
muy ejemplarizante que digamos, como la vida misma. Y ahí radica su interés
para escudriñar también en estos tiempos la(s) presencia(s) de Dios en nuestras
vidas.
II
San
José de Samiria está ubicada en el distrito de Parinari, provincia de Loreto,
en la Reserva
Nacional Pacaya Samiria (RNPS), en el tramo final del río
Samiria. Actualmente tiene 447 habitantes, una de las comunidades más pobladas
del distrito de Parinari. Está conformada por familias que han bajado del
departamento de San Martín y algunas familias kukama, que se han ido mezclando
con el paso de los años. Se fundó el 19 de marzo de 1924 con la familia
Apagüeño, provenientes de Chazuta, mas algunas familias que había en la zona. Desde
comienzos de los años 90 se integró en AIDECOS (Asociación Indígena de
Desarrollo y Conservación del Samiria). Todos conversan en castellano, pero la
lengua indígena más hablada es el quechua sanmartinense. San José de Samiria ha
sido una comunidad que ha tenido directivos en AIDECOS y ORPIO (Organización
Regional Pueblos Indígenas del Oriente, base regional de AIDESEP), lo cual no
impide que siempre haya tensiones por no querer “ser indios” y “no ser kukama”.
Estos debates se han producido sobre todo en torno a la escuela y la educación
intercultural bilingüe.
En
San José de Samiria se encuentra el sitio arqueológico El Zapotal, cercano a la
laguna de Yarinacocha relacionado con los Omagua del s. XVI. En él se han
encontrado áreas diferenciadas para vivienda y cementerio. Se han hallado
piruros para el hilado, vasijas con restos humanos a modo de sepulturas y
material lítico. El uso de urnas funerarias, en este sitio, es posterior a los
enterramientos sin vasijas. Los cantos rodados hablan de los circuitos
comerciales con otras áreas que intercambiaban, tal vez, por cerámica y
textiles.
La
comunidad está segmentada, como mandan los cánones. Hay tres iglesias: “Dios es
amor”, “Jesús es mi refugio” y la iglesia católica. Las dos primeras son
pentecostales, pero en ocasiones pelean como “verdaderos enemigos”. Es fácil
comprender que las alianzas no son eternas y la estabilidad no es un valor codiciado
ni apreciado.
Las
autoridades dependen de las “sangres”: apellidos. Aupar una autoridad depende
del consenso. Son muchas las variables. Los chismes y decires van configurando
la comunidad. En el día a día se va viendo el desgaste de las autoridades o su
consolidación, dependiendo de los acontecimientos y los chismes. Las alianzas
con instituciones y personas ajenas a la comunidad, especialmente en el
distrito, provincia o en la ciudad son fundamentales para reforzar o debilitar
una posición.
La
circulación de dinero en las comunidades se va intensificando año tras año.
Sólo hay que observar las cajas de gaseosa y cerveza que se bajan de los botes
y lanchas para las comunidades, o contar las botellas de plástico que pueden navegar,
cual náufragos, por el río cualquier día. Los jóvenes se están marchando a Lima
en busca de un sueldo puesto que en la zona no existen remuneraciones. La
extracción de recursos naturales: madera, aguaje… generan algunos ingresos. La
agricultura, ya sabemos, no da nada más que para comer. Y con la pesca se va
viviendo, pero nada más. El cuidado del medio ambiente no es una preocupación.
“Diosito lo ha puesto ahí y nadie debe mezquinarlo”. Pero los recursos se van
acabando.
© Parroquia Santa Rita de Castilla 2013, algunos
integrantes del Comité
En
noviembre de 2009 surge un “Comité de manejo de recursos naturales” en la
comunidad conformado por 77 personas para cuidar 4 cochas: Cuycuyute,
Carococha, Yarina y Salva. Desde el 2010 se produce un proceso de erosión,
normal en estos casos, que va provocando la retirada de algunas personas. El
abandono se debe, entre otras razones, al tiempo que se demora en cuidar para
que se puedan servir. Este diferir las apetencias provoca que la gente se
retire, puesto que el tiempo dedicado a cuidar es tiempo que no puedo utilizar
para solventar las muchas necesidades primarias que hay que atender. Diferir la
gratificación es un problema de difícil solución. Para setiembre de 2013 sólo
quedan 17 personas en el Comité, cuidando únicamente dos cochas: Cuycuyute y
Carococha. Las otras dos cochas han ido entregando a la comunidad para que se
puedan servir en diversos momentos de este proceso. En realidad las han
depredado.
Las
autoridades van cambiando en la comunidad. El 2010-2012 estaban ocupando cargos
en la comunidad personas vinculadas con el Comité. Pese a las dificultades
existentes, tenían fuerza suficiente. A comienzos de 2013 en una asamblea
comunal se produce un cambio de autoridades. Quienes van a ocupar ahora los
cargos son personas ajenas al Comité que ve con malos ojos que “mezquinen” los
recursos existentes, fruto ya de 4 años de cuidado. Mezquinar es el peor pecado
que se puede cometer en poblaciones indígenas. El disfrute de los bienes por
parte de todos los comuneros forma parte de la redistribución y hace honor a la
igualdad radical. Equidad que se está quebrando poco a poco, pero que tiene en
la brujería y la envidia dos poderosas herramientas redistributivas.
Las
nuevas autoridades quieren anular el Comité. Las peleas son muy duras. La RNPS ha retirado su apoyo al
Comité y la radiofonía que les había prestado para que estuvieran comunicados.
Por el medio ha habido extracción de madera ilegal y la expulsión de
guardaparques de las cochas que estaba manejando el Comité por los partidarios
del presidente comunal, con palabras altisonantes y otras medidas de fuerza que
dejamos a su imaginación. Digamos que la RNPS se retira y queda en manos de la comunidad.
Por un lado el grupo de manejo, por el otro las autoridades de la comunidad: “que
peleen entre ellos”.
Adobando
el guiso se aproxima la festividad de Santa Rosa de Lima, patrona de la Policía Nacional
del Perú (PNP). Y claro, hay que celebrarlo. Así que la PNP solicita a las autoridades
de San José del Samiria un paiche, como colaboración. Las autoridades aceptan.
¿Saben dónde han ido a pescar? Claro, a Cuycuyute, la cocha que está manejando
el Comité, sin haberles solicitado permiso. Sobre la PNP, ¡qué les vamos a decir
que no se intuya!
En
el fondo lo que hay es madera: lupuna, capinurí, cumala, copahiba, canela
moena. Es sintomático, uno esperaría (¡ay, ingenuos!) maderas de primera línea:
caoba, cedro. Pero solo quedan maderas de menor calidad, ¿hasta cuando?
© Parroquia Santa Rita de Castilla 2013
Recogemos
algunas frases de la conversación mantenida. Lo haremos en dos partes. En una
primera nos fijaremos en la situación que se ha creado al interior de la
comunidad y en la segunda, lo que piensan los integrantes del Comité que
estuvieron en la reunión sobre la
RNPS y el SERNANP. Nos parece conveniente tomar en serio el
sentir de la gente puesto que es la posibilidad de entender los conflictos.
Damos por supuesto que el conflicto es una de las formas de organizarse en
sociedad, no necesariamente es negativo, aunque puede señalar límites de
sufrimiento que podrían rebasar el umbral permitido y desencadenar una oleada
de violencia.
La
peor acusación que se puede hacer en pueblos indígenas, la que más duele: “nos
dicen que somos ambiciosos y les mezquinamos que pesquen, saquen aguaje y
chonta”. Unimos a esto que los recursos son para servicio de todos “porque
Diosito los puso ahí para servirnos todos”. “Tienen cochas para cuidar, pero no
quieren”. Tradicionalmente no existe noción de cuidar la naturaleza. Si se ha
organizado un Comité ha sido por la falta de recursos. En el sustrato permanece
la idea que con el agotamiento de los recursos se “voltea el mundo” y comienza
de nuevo otro mundo. Sustentando esta idea subyace que el agotamiento es
provocado por mal comportamiento humano. La frase: “esto se solucionaría si la
comunidad se organiza, pero el Presidente Comunal no quiere”, da por supuesto
que hay que organizarse para cuidar y eso no lo admite toda la población, ni de
lejos. “Todo el problema es por madera”, resumen en una frase lapidaria como un
latigazo. Notemos que lo que los madereros (ilegales, por cierto) pagan en las
comunidades por la madera es irrisorio. Y detrás está todo un sistema que
necesita dinero a costa de recursos naturales.
“Los
que han salido del Comité son los que más nos están haciendo la contra”.
Personas que han trabajado al principio y no se han beneficiado porque han
salido antes de que se produjeran los recursos están resentidos por la
posibilidad que han abandonado y prefieren eliminar cuanto antes al Comité. Una
comunidad dividida, con peleas al interior de la misma en torno a los recursos
naturales, no es el ideal que debemos pretender.
“El
presidente comunal dice que el Comité no le deja trabajar”. Hay diferentes
pareceres en la comunidad y no se llegan a poner de acuerdo. Los consensos son
difíciles, pero hasta que no se alcanzan por unanimidad no son respetados. Por
mientras las alianzas son muy débiles y pueden cambiar en cualquier momento.
Y lo
más grave de todo, aquello que tensa la cuerda hasta límites insospechados: “ya
no nos llaman en el padrón de moradores, ya no nos llaman en lista para los
trabajos comunales”. “El presidente comunal dice que no nos van a firmar
documentos para el Programa Juntos porque no le dejamos trabajar”. Una
comunidad grande como San José de Samiria “puede estar” al borde de la ruptura;
“puede estar” no significa que lo esté o que llegue a cumplirse; “puede estar”.
Las comunidades grandes presionan mucho sobre los recursos naturales. En este
sentido las comunidades pequeñas defienden mejor el territorio y los niveles de
tensión son más manejables (entre otras razones por el tema de “las sangres”:
los jefes de familia “pueden” poner más orden; “pueden” no significa que lo
hagan). La división de la comunidad, si se llegara a producir, perjudicaría el
número de alumnos del colegio, con lo cual perderían profesores y empeoraría,
si todavía cabe, aún más el sistema “instructivo”. Dejamos para una segunda
parte lo que dicho Comité piensa de la
RNPS y el SERNANP.
Las
autoridades distritales (alcalde, gobernador, juez de paz, policía) han sido
llamadas hace tiempo para ver esta situación. No han podido resolver. La
fiscalía de Nauta también ha venido, tampoco hay solución. Nuestra visita se
enmarca en la programación a la comunidad cristiana de San José de Samiria. Al
finalizar nuestras reuniones nos llevaron a la cocha donde nos estaban
esperando el resto de participantes del Comité que no asistieron a la comunidad
cristiana. Nosotros no podemos dar solución, pero señalamos que el problema es
mucho más grande de lo que parecen ver (más bien oscurecer) las autoridades.
La
reunión tuvo lugar en Cuycuyute, estaban presentes 10 adultos y un niño de unos
10 años. Tres de ellos son católicos y los 7 restantes de la iglesia “Jesús es
mi refugio”. La reunión con la
Parroquia tuvo su origen en una petición de los miembros del
Comité pentecostales, que querían “escuchar a los párrocos”. “Ellos nos pueden
ayudar con lo que saben, pero en religión no saben nada”. La iglesia “Dios es
amor” defiende al presidente comunal. Los católicos están divididos: algunos
defienden al Comité y otros al presidente comunal. Las alianzas, repetimos, son
lábiles y se renegocian constantemente.
En
el Puesto de Vigilancia 1 (PV1) del río Samiria el 5 de octubre de 1998
asesinaron a dos biólogos y un guardaparques. Un crimen execrable que no se
debe repetir en ninguna circunstancia. La violencia, en cambio, no está
conjurada. Sólo que ahora son los miembros de las mismas comunidades, como
queda demostrado en el caso de San José del Samiria, quienes combaten entre sí.
© Parroquia Santa Rita de Castilla,
Niña de San José de Samiria 2004
III
Esta
es la segunda parte de la reunión mantenida en la cocha de Cuycuyete, en
setiembre 2013, con parte del “Comité de manejo de recursos naturales” de San
José de Samiria. En esta oportunidad nos centraremos brevemente en lo comentado
en aquella reunión sobre la RNPS
y el SERNANP (Servicio Nacional de Areas Naturales Protegidas).
Escuchar
a la población local, además de ser un acto humano necesario, nos da oportunidad
de pensar de otra manera, desde su punto de vista, vislumbrar los sentimientos
y buscar soluciones a situaciones de injusticia. Ya Pablo VI decía aquello de
“si quieres la paz, defiende la justicia”.
Pasemos
de frente a reseñar algunas de las frases escuchadas: “El SERNANP se está lucrando con nuestros recursos”. “A
nosotros deberían darnos nuestra mensualidad porque cuidamos mejor que los
guardaparques”. Los grupos de manejo están bien, pero si ellos hacen su
trabajo, ¿no deberían recibir algún tipo de compensación al respecto? Esta
inequidad de sentir que ellos trabajan y otros se lucran con su trabajo es
fruto de una asimetría que se debe corregir. De no ser así es una fuente de
tensiones permanente. Y es mejor prevenir que curar.
“Nosotros
chocamos con la gente y ellos [trabajadores del SERNANP] están cobrando su
dinero”. En esta otra frase ya no solo se intuye la injusticia por el trabajo
realizado, en la primera parte se hace referencia al “choque”. Esta sensación
de confrontación no es inventada, ni fruto de la diversión. Es un choque real
con su propia gente. Si las alianzas son efímeras y cambiantes, estos choques
reconfiguran permanentemente las relaciones. Alimentándose de estos choques
está la brujería. Es más fácil que en el proceso de una enfermedad, o la muerte,
sea acusado de brujo aquella persona con la que has mantenido un conflicto. La
violencia en pueblos indígenas no siempre es romper a palos la cabeza del
contrario, en ocasiones se vehicula por la brujería, y el resultado es la enfermedad
o la muerte. Las consecuencias son igual o más dañinas que los palos.
© Parroquia Santa Rita de Castilla 2013, criadero de
taricaya en Cuycuyute.
Continúan
las quejas: “No podemos sacar recursos porque no tenemos Plan de Manejo, pero
los que no están cuidando extraen y no les denuncian”. La burocracia era un
pilar de la Modernidad,
pero ni los pueblos indígenas ni la (post-, trans-, Modernidad) aceptan este
utilaje propio de otras épocas. ¿No se pueden encontrar otros medios más
rápidos y eficaces? ¿Se imaginan ustedes a Bill Gates… haciendo papeles para
cada idea que tiene? Resulta que el Estado disminuye la burocracia con los
grandes (si no se van a otros mercados) y para su población aumentan los
trámites. Amén de suponer una carga para quienes cuidan, dando la sensación de
que es mejor depredar que cuidar legalmente (papeles, papeles, papeles…).
Una
frase como la siguiente desnuda por completo lo que hay por detrás: “mientras a
ustedes [al Comité] no les demos una orden de desalojo, no se muevan de ahí”,
les dice un funcionario del SERNAMP, tan amigablemente. Es decir, “no se muevan
de ahí”, cuiden, lo están haciendo bonito, pero si hay problemas (violencia)
nosotros [SERNANP] no estamos. Nos evaporamos, pero ustedes continúen ahí. Hace
falta tragaderas para soltar una perla de ese calibre. Seguramente se hace sin
pensar, pero precisamente por eso las aporías y los gazapos dejan entrever
mucho mejor el trasfondo.
“No
estamos depredando, sino protegiendo”. Esta frase va acompañada de poder servirse
del fruto de su trabajo. La sensación que acarrean, como hemos visto
anteriormente, es que no es así. Trabajan, protegen, cuidan… pero no se ve los
resultados, es más se tienen que enfrentar a sus propios comuneros. Este
cuidado, esta no depredación, es lo que ellos sienten que no es compensada.
Y
para concluir: “Nos sentimos solos con nuestro trabajo”. Podríamos utilizar el
término abandonados, aunque no se pronunció en la conversación. Estamos
cuidando, estamos en peligro por cuidar nuestros recursos con comuneros de
nuestra misma comunidad y no tenemos ningún tipo de respaldo. Esta sensación de
abandono, de soledad, de no importar lo que ellos hacen y son es el origen de
una gran frustración. Y la frustración…
© Parroquia Santa Rita de Castilla 2004, puerta de
casa en San José de Samiria.
IV
IV
Santa
Clara es una pequeña comunidad nativa kukama situada en el distrito de
Parinari, provincia de Loreto, asentada en el río Marañón, a espaldas del río
Samiria. Celebran como su fecha de fundación el 17 de diciembre de 1978. Son
familias provenientes de las comunidades al interior del río Samiria, cuando
“han sido invitados a salir de la
Reserva”, antes de que entrara la policía y el ejército para
desalojar “a los que no supieron hacer caso”. En la actualidad cuenta con 93
habitantes.
Por
ser una comunidad pequeña la defensa de su territorio no es sencilla. Con la
vecina comunidad de Mundial llegaron a un acuerdo por el que ambas se
comprometieron a respetar a las personas que tienen chacra en la comunidad colindante,
pero han tomado la decisión que en los próximos años cada comunero hará chacra
en su propio territorio. Tienen que soportar que algunos vecinos de Santa Rita
de Castilla (SRC) mantengan chacra en su comunidad y no es tan fácil
desalojarlos puesto que en SRC hace tiempo que no hay terreno para hacer
chacra, teniendo que invadir el territorio de las comunidades vecinas.
Los
límites de Santa Clara lindan con Nueva Arica, San Martín del Tipishca y Mundial,
con raya de por medio en un plano. El resto del territorio lo marca el río,
como frontera natural. Santa Clara en los últimos años ha tenido que reubicarse
en varias oportunidades por motivo del barranco, en estos momentos existe una
gran playa, en tiempos de vaciante, que les hace difícil el acceso al agua en
periodo estival.
© Parroquia Santa Rita de Castilla, comuneros de Santa
Clara llegando de la chacra, 2010.
La
vecina comunidad nativa de Leoncio Prado es casi cinco veces más grande, 440
habitantes. En ella están asentados algunos comerciantes importantes en la
zona. Posee Posta Médica y colegio de secundaria. También en los últimos años
han tenido que lidiar con el barranco. Como Leoncio Prado comparte isla con la
comunidad nativa de Fortuna y el barranco ha ido comiendo la isla, se han ido
quedando sin territorio. Lo curioso del asunto es que el río Marañón ha comido
parte de Leoncio Prado y ha dejado barro en el área contigua a Santa Clara, con
un caño de por medio: caño que conecta el Marañón con el Samiria.
En
noviembre 2012 los comuneros de Leoncio Prado se comprometieron a pagar S/.
30.00 ($US 10 aprox.) después de la cosecha por sembrar en el territorio de
Santa Clara. Así consta en el libro de actas de esta última comunidad.
Tácitamente están reconociendo el derecho de Santa Clara sobre ese barreal. Pero
de los 18 comuneros de Leoncio Prado involucrados en esta situación tan solo 3
han cancelado su deuda del 2012, el 2013 nadie ha cancelado todavía. Se presume
que no lo harán. Lógicamente los comuneros de Santa Clara están molestos y han
invitado a una reunión en su comunidad a los comuneros de Leoncio Prado con las
autoridades distritales de SRC. Reunión a la que no han asistido.
Los
comuneros de Leoncio Prado involucrados en esta situación dicen haber
consultado a los funcionarios del SERNANP (Servicio Nacional de Áreas Naturales
Protegidas) si tienen obligación de pagar esa cuota. Dichos funcionarios les
han comunicado que el territorio es del Estado y, por tanto, no les deben
cobrar. El involucramiento de funcionarios del SERNANP en la disputa desbarata
los acuerdos. ¿Puede el SERNANP inmiscuirse en asuntos de las comunidades
nativas? Por si fuera necesario, recordamos que los derechos del pueblo kukama
sobre su territorio es muy anterior a la creación de la RNPS, con varios cientos de
años de por medio. Por aquello del “derecho consuetudinario” los acuerdos entre
comunidades son leyes para ellos que deben ser respetadas, para instrucción del
SERNANP.
Los
problemas de límites en las comunidades está siendo un asunto nuevo. Antes también
existía, pero no parecía importar mucho, era más bien un asunto individual o
familiar. Ahora son las comunidades las involucradas. Por citar algunos casos
en disputa: Lisboa y Libertad del Choroyacu, San Juan de Lagunillas y Santa
Isabel de Yumbaturo, San Miguel y San José de Samiria, Leoncio Prado y Fortuna,
Rocafuerte y San Roque, Rocafuerte y Ollanta (límite entre distritos), Concordia
y Puerto Lima, Concordia y Berlín, San José de Saramuro y California, Maypuco y
San Antonio, Nueva Alianza y Chanchamayo. Por citar unos pocos casos nada más.
Las comunidades pertenecen a los distritos de Nauta, Parinari y Urarinas,
provincia de Loreto. Algunas de ellas están dentro de la RNPS y la mayoría en su área
de amortiguamiento.
Detrás
de todo esto suele haber disputas en torno a la madera: capinurí, lupuna… En
situaciones de empobrecimiento, por deseo de adquirir nuevos bienes de consumo,
que no soporta el ecosistema, el nivel de agresividad está aumentando en torno
al territorio. A esto podemos añadir que en lugares como SRC se importan pollos
de Yurimaguas, muchos días no hay nada que comer y las familias prefieren
comprar menudencias de pollo, sólo unos pocos pueden comer la carne. De igual
manera, en pocos años se ha ido viendo cómo se incrementa la venta de huevos en
las tiendas.
¿Titular
comunidades? La comunidad nativa de Bello Horizonte, distrito de Nauta,
provincia de Loreto, posee título de propiedad, pero al caprichoso Marañón no
le importó comérsela. Poseen el papel, el territorio está en medio del río. Han
tenido que solicitar un espacio en la comunidad nativa de Lisboa para poder
hacer su caserío. La titulación de comunidades, con GPS de por medio, lejos de
disminuir las tensiones, las aumentará, al tiempo. Es una locura establecer
límites fijos, pequeñitos, demarcados por GPS, en un “territorio
móvil(-volatil)”, por el barranco. Si le unimos la urgencia de conseguir dinero
para sobrevivir, que presiona sobre los recursos, conllevará una defensa más violenta
del espacio entre comunidades. Dicho sea de paso, las comunidades poseen
relaciones de sangre, matrimoniales, de compadrazgo, entre otros. Insistimos
machaconamente: hay que titular grandes espacios, el territorio ancestral del
pueblo kukama, su territorio integral (o al menos varios “territorios
intregrales kukama”: la RNPS,
el Nanay…, sin dejar por eso de pensar en los kukama de las ciudades).
Regresando
a Santa Clara. Los comuneros de Leoncio Prado afirman: “no me vas a cobrar por
utilizar mi patio”. Lo que anteriormente fue el patio de su casa se lo comió el
Marañón. A medida que el apetito del río le obligaba a tragar más tierra de la
comunidad de Leoncio Prado fue depositando barro en Santa Clara. Barreal que
ahora reclaman como “mi patio”. Santa Clara, con buen criterio, avala su
petición con un acuerdo firmado en libro de actas. Y las actas firmadas
libremente se convierten en leyes en las comunidades nativas, leyes que deben
ser respetadas. Mientras la RNPS
mantenga una política de no asentamiento de comunidades al interior de la
misma, no tendrá solución este complejo problema que puede reventar en forma de
brujería, entre otros posibles estallidos. Una válvula de escape, con gran
sufrimiento para las familias indígenas, es la migración en busca de un trabajo,
habitualmente mal remunerado, en Lima o en ciudades costeras, siguiendo el
despegue económico peruano.
© Parroquia Santa Rita de Castilla, 2012. Baño en la
comunidad de Santa Clara, perteneciente al proyecto de agua y desagüe. Lo primero
que se ve llegando a la comunidad, no son las casas, son los baños. El
arquitecto que los diseñó merece un premio: se hace acreedor de una gorra para
tapar su mollera. Los tubos, por cierto, están malogrados desde el primer día,
no hay desnivel.
Posdata:
La reunión convocada por la comunidad de Santa Clara se llevó a cabo el 16 de
octubre de 2013. Como queda indicado, sólo asistieron a la convocatoria los
miembros del equipo parroquial. Seguramente las autoridades de SRC no quieren
indisponerse con la comunidad de Leoncio Prado, casi cinco veces más grande. Y
los comuneros de Leoncio Prado, estimulados por los consejos de funcionarios
del SERNANP, sintieron la fuerza necesaria para obviar la plasmación de su
firma en el libro de actas de la comunidad de Santa Clara, que ya no piensan
cumplir. Como anécdota: al día siguiente, 17 de octubre de 2013, se jugó un
partido de fútbol entre muchachos de ambas comunidades, en Leoncio Prado. Un
joven de Santa Clara tuvo que ser evacuado a Iquitos por rotura de hueso. No
conviene precipitarse en sacar conclusiones, la anécdota está traída para ver
la relación entre comunidades vecinas.
Santa Rita de Castilla,
octubre 2013
Nota:
estos breves artículos pretenden sugerir más que realizar una reflexión
sistemática. Queda mucho trabajo por hacer. Se precisa de más tiempo y otro
soporte diferente a un blog para acometer ese tipo de reflexión, que no
descartamos.
P.
Miguel Angel Cadenas
P.
Manolo Berjón
Parroquia
Santa Rita de Castilla
Río
Marañón
[1] Los
grandes ríos de la Amazonía
no tienen curso fijo. En SRC estamos a 100 msnm. El desnivel es mínimo y el río
busca los meandros necesarios para que el agua se deslice hasta el Atlántico, a
unos 3500 km.
de distancia aproximadamente. Este cambio de curso, en suelos aluviales, es lo
que denominamos barranco, provocando nuevas y continuas ubicaciones de las
poblaciones que son literalmente comidas por el río.
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