lunes, 18 de noviembre de 2013

TANGARANA



“DAÑOS COLATERALES ” de la
Reserva Nacional Pacaya Samiria (RNPS) I

El 2 de junio de 1940 se declara Zona Reservada el área fluvial del río Pacaya desde 500 metros antes de la boca de la cocha del Yanayacu hasta el paraje denominado Zancudo, situado en el cauce del mismo río para la crianza del paiche (Arapaima gigas). El 23 de octubre de 1944 se amplía la Zona Reservada para incluir el sistema hidrográfico de los ríos Pacaya y Samiria. El 10 de octubre de 1968 se decretó el establecimiento de una Reserva Nacional para la conservación integral de los recursos naturales. El 4 de febrero de 1982 se decretó la Reserva Nacional Pacaya Samiria (RNPS) con una extensión de 2.080.000 has.

La gestación de este “paradigma ambiental” viene de la mano con la finalización del segundo boom cauchero en la RNPS. La palabra caucho nos debe provocar, cuando menos, un escozor. El solo recuerdo del sistema de habilitación esclavista en el que se enclavó, generando sufrimientos inhumanos en miles de personas, irrita la piel y las entrañas. En este caso particular, fundamentalmente, del pueblo kukama, pero también de otros ciudadanos del departamento de San Martín atraídos por este boom cauchero.


© Parroquia Santa Rita de Castilla, pescador en la comunidad de Tangarana

TANGARANA

Tangarana es una comunidad kukama situada en el distrito de Parinari, provincia de Loreto, área de amortiguamiento de la RNPS, por utilizar la terminología del Estado y ubicarnos “en el mapa”. A comienzos de 2013 llegan a un acuerdo con un maderero para vender algunos árboles. El precio es irrisorio: S/. 40.00 por árbol de capinurí (Clarisa nitida; Maquira coriacea) en la comunidad, que en Iquitos adquiere un valor aproximado de S/. 450.00. Esto levantó un asunto que vienen arrastrando por años.

Tangarana es la comunidad limítrofe con Santa Rita de Castilla (SRC) al oeste, surcando el Marañón, vamos. SRC es la sede de facto de las instituciones del Estado: Municipalidad, Centro de Salud, colegio de secundaria, Policía Nacional del Perú, Gobernación, Juez de Paz, Coordinación de Educación. Y Parroquia, que está en el origen del pueblo, pero que no pertenece al Estado. La combinación de estos elementos ha fraguado el mayor núcleo poblacional del distrito de Parinari (la comunidad nativa de Parinari continúa siendo la capital del distrito homónimo). Lo cierto es que gran parte del presupuesto municipal (cuando no se lo roban) queda en SRC. Unido a las demás instituciones hace del pueblo el enclave principal del distrito. La historia reciente de SRC indica que en los últimos 50 años le ha dado barranco[1] en 6 ocasiones, teniendo que trasladar el pueblo a una nueva ubicación, cada vez más arriba (río arriba), estrechando los límites de la comunidad de Tangarana.

Tangarana se fundó como comunidad en 1972. Previamente ya existían algunos vivientes y otros fueron expulsados de la RNPS (algunos invitados a salir y los remolones con el ejército y la policía, como si de delincuentes se tratara, abandonando sus chanchos y otras pertenencias). En la visita de 1972 del P. Agustín Alcalá Fernández eligieron autoridades y les ayudó en la creación del colegio de primaria. Hasta entonces los niños de Tangarana asistían al colegio de SRC, una distancia no despreciable en canoa. Además los adultos tenían que trabajar en las obras comunales en SRC, a pesar de vivir en el anexo que posteriormente tomó el nombre de Tangarana, por la cantidad de árboles de esta especie (Triplaris surinamensis var. chamissoana) que había en el lugar. En 1973 comienza a funcionar el colegio de Tangarana como un anexo a SRC. En 1974 lo hace como anexo a Unión y en 1975 se crea el colegio de Tangarana.

El crecimiento de SRC y los continuos barrancos han provocado la invasión de las tierras de Tangarana. Todo era normal, hasta que aparece el tema de la madera y una antena telefónica que se está construyendo en SRC (por aquello de abastecer con línea de banda ancha a Iquitos, que ya de paso nos favorece, aunque no hayan pensado en el río, otro efecto colateral, este positivo). El pago de la compañía de teléfonos por la ubicación en la antena, a quién corresponde: ¿a SRC o a Tangarana?

Las chacras de los moradores de SRC invaden el territorio de la comunidad de Tangarana. ¿Y los aguajales? En una época donde la monetarización se está haciendo imprescindible, el territorio (aguajales) se convierte en la despensa donde extraer la remuneración económica que permita solventar los gastos diarios.



© Parroquia Santa Rita de Castilla 2005, barranco

¿Es la titulación de la comunidad de Tangarana una solución? A corto plazo les aseguraría el territorio. A  medio plazo es inviable: en cuanto el barranco afecte a alguna comunidad, sean ellos sean los vecinos, el territorio se reconfigura y con límites muy precisos aumentan las tensiones en lugar de disminuirlas. Un ejemplo: si SRC está invadiendo la comunidad de Tangarana, Shapajilla invadió SRC, por el mismo problema: el barranco. “Lotizar” el territorio, titular comunidad por comunidad pequeños territorios va contra la lógica del río, genera conflictos innecesarios y desconoce las nociones indígenas. Para hacer justicia habría que titular el territorio integral del pueblo kukama-kukamiria, nada de titular comunidad por comunidad. A quienes les produzca urticaria la propuesta podrían pensar por un segundo “el bien” que le hace a la RNPS los pozos petroleros en su interior y no parecen estar muy por la labor de cuestionar tamaño despropósito con el fuerte impacto ambiental que está causando.

Un ejemplo más, para concluir: María, nombre ficticio, murió el 2011 en SRC. El diagnóstico: “brujería”. La “otra situación real” era que tenía su chacra en la comunidad nativa de Santa Clara. Una autoridad de esta comunidad la hostigaba para que abandonara su chacra. Ella no hizo caso. Esta autoridad entregó el territorio de la chacra de María a un médico (chamán) de Leoncio Prado. El médico quiso posesionarse de su nueva chacra y María no aceptó. Le escucharon en la vecina comunidad de Shapajilla al médico comentar que tal mujer “se las va a ver conmigo”. Al poco tiempo murió María aquejada por una afección pulmonar fruto de una tuberculosis largamente padecida. Poco antes de morir María insistía a su marido: “tráelo acá a ese hombre [el médico que le embrujó] a que me cure aquí, y si no quiere venir, mátalo, aunque vayas a la cárcel”.


Postdata 1: en el pueblo se rumorea que la Municipalidad está en conversaciones con el Ministerio de Agricultura para que abran una oficina en SRC [nosotros pensamos que es justo al revés: presión del Ministerio de Agricultura para “ordenar” el territorio]. Y como en el Municipio no se enteran de lo que hay detrás, aceptan gustosos, por aquello del “desarrollo” (?). Si no entienden los procesos de territorios, ¿generarán más dificultades? No nos queda ninguna duda. Titular comunidades dejando intocada la RNPS obliga a vivir en un espacio reducido que redundará en mayores problemas. Parte de la solución pasa por utilizar la RNPS, territorio ancestral del pueblo kukama, como su territorio actual. La idea de “vaciar” un territorio para cuidarlo es, cuando menos, cuestionable. Pero además no es practicado en toda la RNPS. En la cuenca del Yanayacu-Pucate (RNPS) hay comunidades asentadas. ¿Por qué no se ha permitido en las cuencas del Pacaya y el Samiria? ¿Cuidar implica desplazar a la población indígena? De nuevo insistimos en la titulación integral del territorio del pueblo kukama-kukamaria.

© Parroquia Santa Rita de Castilla 2004, Santa Rita de Castilla, barranco

Postdata 2: En el libro de los Jueces los israelitas describen a los cananeos como “otros”, “diferentes”. Posteriormente ocupan ese lugar arameos, moabitas, amalecitas, madianitas, amonitas y filisteos. Los necesitan como un extraño contra el cual Israel configurar su identidad. El territorio juega un rol preponderante: Israel invade territorios de otros pueblos. Pero el modelo geográfico de límites claros no sirve, las fronteras en Jueces son porosas, al igual que los límites identitarios.

Los israelitas en Jueces son superiores moral y religiosamente, pero no tanto. En ocasiones aparecen israelitas cometiendo infamias, conduciéndose como achacan a sus enemigos (Jue 19, 23-24). Existen personas con una identidad no clara, o más bien ambigua: Caleb, Otoniel, Acsá, Sangar y Dalila, entre otros. Militarmente Israel es inferior. Y no faltan personajes híbridos que encarnan a la vez el Yo y el Otro.

Las mujeres también son un “otro” frente a la masculinidad de Israel. La suma de patriarcado e imperialismo da a luz a la brutalidad. Los hombres de Israel sacrifican a la hija de Jefté (Jue 11, 29-40), matan a la concubina (Jue 19) y violan a las hijas de Israel: las vírgenes de Yabés de Galaad y las muchachas de Siló (Jue 21). Sometiendo a las mujeres, Israel recupera su masculinidad (e identidad) que habían perdido al ser dominados por otros hombres e imperios. Si esto sucede con las mujeres propias no es más halagüeño lo que sucede con las mujeres de “los otros” que provocan infidelidad por seguir a dioses extraños. En Jue 3, 6 los israelitas se casan con las mujeres de los otros y sirven a dioses ajenos, pese ser conductas condenadas para un israelita. Vamos que no es muy ejemplarizante que digamos, como la vida misma. Y ahí radica su interés para escudriñar también en estos tiempos la(s) presencia(s) de Dios en nuestras vidas.

II

San José de Samiria está ubicada en el distrito de Parinari, provincia de Loreto, en la Reserva Nacional Pacaya Samiria (RNPS), en el tramo final del río Samiria. Actualmente tiene 447 habitantes, una de las comunidades más pobladas del distrito de Parinari. Está conformada por familias que han bajado del departamento de San Martín y algunas familias kukama, que se han ido mezclando con el paso de los años. Se fundó el 19 de marzo de 1924 con la familia Apagüeño, provenientes de Chazuta, mas algunas familias que había en la zona. Desde comienzos de los años 90 se integró en AIDECOS (Asociación Indígena de Desarrollo y Conservación del Samiria). Todos conversan en castellano, pero la lengua indígena más hablada es el quechua sanmartinense. San José de Samiria ha sido una comunidad que ha tenido directivos en AIDECOS y ORPIO (Organización Regional Pueblos Indígenas del Oriente, base regional de AIDESEP), lo cual no impide que siempre haya tensiones por no querer “ser indios” y “no ser kukama”. Estos debates se han producido sobre todo en torno a la escuela y la educación intercultural bilingüe.

En San José de Samiria se encuentra el sitio arqueológico El Zapotal, cercano a la laguna de Yarinacocha relacionado con los Omagua del s. XVI. En él se han encontrado áreas diferenciadas para vivienda y cementerio. Se han hallado piruros para el hilado, vasijas con restos humanos a modo de sepulturas y material lítico. El uso de urnas funerarias, en este sitio, es posterior a los enterramientos sin vasijas. Los cantos rodados hablan de los circuitos comerciales con otras áreas que intercambiaban, tal vez, por cerámica y textiles.

La comunidad está segmentada, como mandan los cánones. Hay tres iglesias: “Dios es amor”, “Jesús es mi refugio” y la iglesia católica. Las dos primeras son pentecostales, pero en ocasiones pelean como “verdaderos enemigos”. Es fácil comprender que las alianzas no son eternas y la estabilidad no es un valor codiciado ni apreciado.

Las autoridades dependen de las “sangres”: apellidos. Aupar una autoridad depende del consenso. Son muchas las variables. Los chismes y decires van configurando la comunidad. En el día a día se va viendo el desgaste de las autoridades o su consolidación, dependiendo de los acontecimientos y los chismes. Las alianzas con instituciones y personas ajenas a la comunidad, especialmente en el distrito, provincia o en la ciudad son fundamentales para reforzar o debilitar una posición.

La circulación de dinero en las comunidades se va intensificando año tras año. Sólo hay que observar las cajas de gaseosa y cerveza que se bajan de los botes y lanchas para las comunidades, o contar las botellas de plástico que pueden navegar, cual náufragos, por el río cualquier día. Los jóvenes se están marchando a Lima en busca de un sueldo puesto que en la zona no existen remuneraciones. La extracción de recursos naturales: madera, aguaje… generan algunos ingresos. La agricultura, ya sabemos, no da nada más que para comer. Y con la pesca se va viviendo, pero nada más. El cuidado del medio ambiente no es una preocupación. “Diosito lo ha puesto ahí y nadie debe mezquinarlo”. Pero los recursos se van acabando.

 © Parroquia Santa Rita de Castilla 2013, algunos integrantes del Comité

En noviembre de 2009 surge un “Comité de manejo de recursos naturales” en la comunidad conformado por 77 personas para cuidar 4 cochas: Cuycuyute, Carococha, Yarina y Salva. Desde el 2010 se produce un proceso de erosión, normal en estos casos, que va provocando la retirada de algunas personas. El abandono se debe, entre otras razones, al tiempo que se demora en cuidar para que se puedan servir. Este diferir las apetencias provoca que la gente se retire, puesto que el tiempo dedicado a cuidar es tiempo que no puedo utilizar para solventar las muchas necesidades primarias que hay que atender. Diferir la gratificación es un problema de difícil solución. Para setiembre de 2013 sólo quedan 17 personas en el Comité, cuidando únicamente dos cochas: Cuycuyute y Carococha. Las otras dos cochas han ido entregando a la comunidad para que se puedan servir en diversos momentos de este proceso. En realidad las han depredado.

Las autoridades van cambiando en la comunidad. El 2010-2012 estaban ocupando cargos en la comunidad personas vinculadas con el Comité. Pese a las dificultades existentes, tenían fuerza suficiente. A comienzos de 2013 en una asamblea comunal se produce un cambio de autoridades. Quienes van a ocupar ahora los cargos son personas ajenas al Comité que ve con malos ojos que “mezquinen” los recursos existentes, fruto ya de 4 años de cuidado. Mezquinar es el peor pecado que se puede cometer en poblaciones indígenas. El disfrute de los bienes por parte de todos los comuneros forma parte de la redistribución y hace honor a la igualdad radical. Equidad que se está quebrando poco a poco, pero que tiene en la brujería y la envidia dos poderosas herramientas redistributivas.

Las nuevas autoridades quieren anular el Comité. Las peleas son muy duras. La RNPS ha retirado su apoyo al Comité y la radiofonía que les había prestado para que estuvieran comunicados. Por el medio ha habido extracción de madera ilegal y la expulsión de guardaparques de las cochas que estaba manejando el Comité por los partidarios del presidente comunal, con palabras altisonantes y otras medidas de fuerza que dejamos a su imaginación. Digamos que la RNPS se retira y queda en manos de la comunidad. Por un lado el grupo de manejo, por el otro las autoridades de la comunidad: “que peleen entre ellos”.

Adobando el guiso se aproxima la festividad de Santa Rosa de Lima, patrona de la Policía Nacional del Perú (PNP). Y claro, hay que celebrarlo. Así que la PNP solicita a las autoridades de San José del Samiria un paiche, como colaboración. Las autoridades aceptan. ¿Saben dónde han ido a pescar? Claro, a Cuycuyute, la cocha que está manejando el Comité, sin haberles solicitado permiso. Sobre la PNP, ¡qué les vamos a decir que no se intuya!

En el fondo lo que hay es madera: lupuna, capinurí, cumala, copahiba, canela moena. Es sintomático, uno esperaría (¡ay, ingenuos!) maderas de primera línea: caoba, cedro. Pero solo quedan maderas de menor calidad, ¿hasta cuando?

© Parroquia Santa Rita de Castilla 2013

Recogemos algunas frases de la conversación mantenida. Lo haremos en dos partes. En una primera nos fijaremos en la situación que se ha creado al interior de la comunidad y en la segunda, lo que piensan los integrantes del Comité que estuvieron en la reunión sobre la RNPS y el SERNANP. Nos parece conveniente tomar en serio el sentir de la gente puesto que es la posibilidad de entender los conflictos. Damos por supuesto que el conflicto es una de las formas de organizarse en sociedad, no necesariamente es negativo, aunque puede señalar límites de sufrimiento que podrían rebasar el umbral permitido y desencadenar una oleada de violencia.

La peor acusación que se puede hacer en pueblos indígenas, la que más duele: “nos dicen que somos ambiciosos y les mezquinamos que pesquen, saquen aguaje y chonta”. Unimos a esto que los recursos son para servicio de todos “porque Diosito los puso ahí para servirnos todos”. “Tienen cochas para cuidar, pero no quieren”. Tradicionalmente no existe noción de cuidar la naturaleza. Si se ha organizado un Comité ha sido por la falta de recursos. En el sustrato permanece la idea que con el agotamiento de los recursos se “voltea el mundo” y comienza de nuevo otro mundo. Sustentando esta idea subyace que el agotamiento es provocado por mal comportamiento humano. La frase: “esto se solucionaría si la comunidad se organiza, pero el Presidente Comunal no quiere”, da por supuesto que hay que organizarse para cuidar y eso no lo admite toda la población, ni de lejos. “Todo el problema es por madera”, resumen en una frase lapidaria como un latigazo. Notemos que lo que los madereros (ilegales, por cierto) pagan en las comunidades por la madera es irrisorio. Y detrás está todo un sistema que necesita dinero a costa de recursos naturales.

“Los que han salido del Comité son los que más nos están haciendo la contra”. Personas que han trabajado al principio y no se han beneficiado porque han salido antes de que se produjeran los recursos están resentidos por la posibilidad que han abandonado y prefieren eliminar cuanto antes al Comité. Una comunidad dividida, con peleas al interior de la misma en torno a los recursos naturales, no es el ideal que debemos pretender.

“El presidente comunal dice que el Comité no le deja trabajar”. Hay diferentes pareceres en la comunidad y no se llegan a poner de acuerdo. Los consensos son difíciles, pero hasta que no se alcanzan por unanimidad no son respetados. Por mientras las alianzas son muy débiles y pueden cambiar en cualquier momento.

Y lo más grave de todo, aquello que tensa la cuerda hasta límites insospechados: “ya no nos llaman en el padrón de moradores, ya no nos llaman en lista para los trabajos comunales”. “El presidente comunal dice que no nos van a firmar documentos para el Programa Juntos porque no le dejamos trabajar”. Una comunidad grande como San José de Samiria “puede estar” al borde de la ruptura; “puede estar” no significa que lo esté o que llegue a cumplirse; “puede estar”. Las comunidades grandes presionan mucho sobre los recursos naturales. En este sentido las comunidades pequeñas defienden mejor el territorio y los niveles de tensión son más manejables (entre otras razones por el tema de “las sangres”: los jefes de familia “pueden” poner más orden; “pueden” no significa que lo hagan). La división de la comunidad, si se llegara a producir, perjudicaría el número de alumnos del colegio, con lo cual perderían profesores y empeoraría, si todavía cabe, aún más el sistema “instructivo”. Dejamos para una segunda parte lo que dicho Comité piensa de la RNPS y el SERNANP.

Las autoridades distritales (alcalde, gobernador, juez de paz, policía) han sido llamadas hace tiempo para ver esta situación. No han podido resolver. La fiscalía de Nauta también ha venido, tampoco hay solución. Nuestra visita se enmarca en la programación a la comunidad cristiana de San José de Samiria. Al finalizar nuestras reuniones nos llevaron a la cocha donde nos estaban esperando el resto de participantes del Comité que no asistieron a la comunidad cristiana. Nosotros no podemos dar solución, pero señalamos que el problema es mucho más grande de lo que parecen ver (más bien oscurecer) las autoridades.

La reunión tuvo lugar en Cuycuyute, estaban presentes 10 adultos y un niño de unos 10 años. Tres de ellos son católicos y los 7 restantes de la iglesia “Jesús es mi refugio”. La reunión con la Parroquia tuvo su origen en una petición de los miembros del Comité pentecostales, que querían “escuchar a los párrocos”. “Ellos nos pueden ayudar con lo que saben, pero en religión no saben nada”. La iglesia “Dios es amor” defiende al presidente comunal. Los católicos están divididos: algunos defienden al Comité y otros al presidente comunal. Las alianzas, repetimos, son lábiles y se renegocian constantemente.

En el Puesto de Vigilancia 1 (PV1) del río Samiria el 5 de octubre de 1998 asesinaron a dos biólogos y un guardaparques. Un crimen execrable que no se debe repetir en ninguna circunstancia. La violencia, en cambio, no está conjurada. Sólo que ahora son los miembros de las mismas comunidades, como queda demostrado en el caso de San José del Samiria, quienes combaten entre sí.



© Parroquia Santa Rita de Castilla,
Niña de San José de Samiria 2004
III


Esta es la segunda parte de la reunión mantenida en la cocha de Cuycuyete, en setiembre 2013, con parte del “Comité de manejo de recursos naturales” de San José de Samiria. En esta oportunidad nos centraremos brevemente en lo comentado en aquella reunión sobre la RNPS y el SERNANP (Servicio Nacional de Areas Naturales Protegidas).

Escuchar a la población local, además de ser un acto humano necesario, nos da oportunidad de pensar de otra manera, desde su punto de vista, vislumbrar los sentimientos y buscar soluciones a situaciones de injusticia. Ya Pablo VI decía aquello de “si quieres la paz, defiende la justicia”.

Pasemos de frente a reseñar algunas de las frases escuchadas: “El SERNANP  se está lucrando con nuestros recursos”. “A nosotros deberían darnos nuestra mensualidad porque cuidamos mejor que los guardaparques”. Los grupos de manejo están bien, pero si ellos hacen su trabajo, ¿no deberían recibir algún tipo de compensación al respecto? Esta inequidad de sentir que ellos trabajan y otros se lucran con su trabajo es fruto de una asimetría que se debe corregir. De no ser así es una fuente de tensiones permanente. Y es mejor prevenir que curar.

“Nosotros chocamos con la gente y ellos [trabajadores del SERNANP] están cobrando su dinero”. En esta otra frase ya no solo se intuye la injusticia por el trabajo realizado, en la primera parte se hace referencia al “choque”. Esta sensación de confrontación no es inventada, ni fruto de la diversión. Es un choque real con su propia gente. Si las alianzas son efímeras y cambiantes, estos choques reconfiguran permanentemente las relaciones. Alimentándose de estos choques está la brujería. Es más fácil que en el proceso de una enfermedad, o la muerte, sea acusado de brujo aquella persona con la que has mantenido un conflicto. La violencia en pueblos indígenas no siempre es romper a palos la cabeza del contrario, en ocasiones se vehicula por la brujería, y el resultado es la enfermedad o la muerte. Las consecuencias son igual o más dañinas que los palos.


© Parroquia Santa Rita de Castilla 2013, criadero de taricaya en Cuycuyute.


Continúan las quejas: “No podemos sacar recursos porque no tenemos Plan de Manejo, pero los que no están cuidando extraen y no les denuncian”. La burocracia era un pilar de la Modernidad, pero ni los pueblos indígenas ni la (post-, trans-, Modernidad) aceptan este utilaje propio de otras épocas. ¿No se pueden encontrar otros medios más rápidos y eficaces? ¿Se imaginan ustedes a Bill Gates… haciendo papeles para cada idea que tiene? Resulta que el Estado disminuye la burocracia con los grandes (si no se van a otros mercados) y para su población aumentan los trámites. Amén de suponer una carga para quienes cuidan, dando la sensación de que es mejor depredar que cuidar legalmente (papeles, papeles, papeles…).

Una frase como la siguiente desnuda por completo lo que hay por detrás: “mientras a ustedes [al Comité] no les demos una orden de desalojo, no se muevan de ahí”, les dice un funcionario del SERNAMP, tan amigablemente. Es decir, “no se muevan de ahí”, cuiden, lo están haciendo bonito, pero si hay problemas (violencia) nosotros [SERNANP] no estamos. Nos evaporamos, pero ustedes continúen ahí. Hace falta tragaderas para soltar una perla de ese calibre. Seguramente se hace sin pensar, pero precisamente por eso las aporías y los gazapos dejan entrever mucho mejor el trasfondo.

“No estamos depredando, sino protegiendo”. Esta frase va acompañada de poder servirse del fruto de su trabajo. La sensación que acarrean, como hemos visto anteriormente, es que no es así. Trabajan, protegen, cuidan… pero no se ve los resultados, es más se tienen que enfrentar a sus propios comuneros. Este cuidado, esta no depredación, es lo que ellos sienten que no es compensada.

Y para concluir: “Nos sentimos solos con nuestro trabajo”. Podríamos utilizar el término abandonados, aunque no se pronunció en la conversación. Estamos cuidando, estamos en peligro por cuidar nuestros recursos con comuneros de nuestra misma comunidad y no tenemos ningún tipo de respaldo. Esta sensación de abandono, de soledad, de no importar lo que ellos hacen y son es el origen de una gran frustración. Y la frustración…


© Parroquia Santa Rita de Castilla 2004, puerta de casa en San José de Samiria.


IV


Santa Clara es una pequeña comunidad nativa kukama situada en el distrito de Parinari, provincia de Loreto, asentada en el río Marañón, a espaldas del río Samiria. Celebran como su fecha de fundación el 17 de diciembre de 1978. Son familias provenientes de las comunidades al interior del río Samiria, cuando “han sido invitados a salir de la Reserva”, antes de que entrara la policía y el ejército para desalojar “a los que no supieron hacer caso”. En la actualidad cuenta con 93 habitantes.

Por ser una comunidad pequeña la defensa de su territorio no es sencilla. Con la vecina comunidad de Mundial llegaron a un acuerdo por el que ambas se comprometieron a respetar a las personas que tienen chacra en la comunidad colindante, pero han tomado la decisión que en los próximos años cada comunero hará chacra en su propio territorio. Tienen que soportar que algunos vecinos de Santa Rita de Castilla (SRC) mantengan chacra en su comunidad y no es tan fácil desalojarlos puesto que en SRC hace tiempo que no hay terreno para hacer chacra, teniendo que invadir el territorio de las comunidades vecinas.

Los límites de Santa Clara lindan con Nueva Arica, San Martín del Tipishca y Mundial, con raya de por medio en un plano. El resto del territorio lo marca el río, como frontera natural. Santa Clara en los últimos años ha tenido que reubicarse en varias oportunidades por motivo del barranco, en estos momentos existe una gran playa, en tiempos de vaciante, que les hace difícil el acceso al agua en periodo estival.


© Parroquia Santa Rita de Castilla, comuneros de Santa Clara llegando de la chacra, 2010.


La vecina comunidad nativa de Leoncio Prado es casi cinco veces más grande, 440 habitantes. En ella están asentados algunos comerciantes importantes en la zona. Posee Posta Médica y colegio de secundaria. También en los últimos años han tenido que lidiar con el barranco. Como Leoncio Prado comparte isla con la comunidad nativa de Fortuna y el barranco ha ido comiendo la isla, se han ido quedando sin territorio. Lo curioso del asunto es que el río Marañón ha comido parte de Leoncio Prado y ha dejado barro en el área contigua a Santa Clara, con un caño de por medio: caño que conecta el Marañón con el Samiria.

En noviembre 2012 los comuneros de Leoncio Prado se comprometieron a pagar S/. 30.00 ($US 10 aprox.) después de la cosecha por sembrar en el territorio de Santa Clara. Así consta en el libro de actas de esta última comunidad. Tácitamente están reconociendo el derecho de Santa Clara sobre ese barreal. Pero de los 18 comuneros de Leoncio Prado involucrados en esta situación tan solo 3 han cancelado su deuda del 2012, el 2013 nadie ha cancelado todavía. Se presume que no lo harán. Lógicamente los comuneros de Santa Clara están molestos y han invitado a una reunión en su comunidad a los comuneros de Leoncio Prado con las autoridades distritales de SRC. Reunión a la que no han asistido.

Los comuneros de Leoncio Prado involucrados en esta situación dicen haber consultado a los funcionarios del SERNANP (Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas) si tienen obligación de pagar esa cuota. Dichos funcionarios les han comunicado que el territorio es del Estado y, por tanto, no les deben cobrar. El involucramiento de funcionarios del SERNANP en la disputa desbarata los acuerdos. ¿Puede el SERNANP inmiscuirse en asuntos de las comunidades nativas? Por si fuera necesario, recordamos que los derechos del pueblo kukama sobre su territorio es muy anterior a la creación de la RNPS, con varios cientos de años de por medio. Por aquello del “derecho consuetudinario” los acuerdos entre comunidades son leyes para ellos que deben ser respetadas, para instrucción del SERNANP.

Los problemas de límites en las comunidades está siendo un asunto nuevo. Antes también existía, pero no parecía importar mucho, era más bien un asunto individual o familiar. Ahora son las comunidades las involucradas. Por citar algunos casos en disputa: Lisboa y Libertad del Choroyacu, San Juan de Lagunillas y Santa Isabel de Yumbaturo, San Miguel y San José de Samiria, Leoncio Prado y Fortuna, Rocafuerte y San Roque, Rocafuerte y Ollanta (límite entre distritos), Concordia y Puerto Lima, Concordia y Berlín, San José de Saramuro y California, Maypuco y San Antonio, Nueva Alianza y Chanchamayo. Por citar unos pocos casos nada más. Las comunidades pertenecen a los distritos de Nauta, Parinari y Urarinas, provincia de Loreto. Algunas de ellas están dentro de la RNPS y la mayoría en su área de amortiguamiento.

Detrás de todo esto suele haber disputas en torno a la madera: capinurí, lupuna… En situaciones de empobrecimiento, por deseo de adquirir nuevos bienes de consumo, que no soporta el ecosistema, el nivel de agresividad está aumentando en torno al territorio. A esto podemos añadir que en lugares como SRC se importan pollos de Yurimaguas, muchos días no hay nada que comer y las familias prefieren comprar menudencias de pollo, sólo unos pocos pueden comer la carne. De igual manera, en pocos años se ha ido viendo cómo se incrementa la venta de huevos en las tiendas.

¿Titular comunidades? La comunidad nativa de Bello Horizonte, distrito de Nauta, provincia de Loreto, posee título de propiedad, pero al caprichoso Marañón no le importó comérsela. Poseen el papel, el territorio está en medio del río. Han tenido que solicitar un espacio en la comunidad nativa de Lisboa para poder hacer su caserío. La titulación de comunidades, con GPS de por medio, lejos de disminuir las tensiones, las aumentará, al tiempo. Es una locura establecer límites fijos, pequeñitos, demarcados por GPS, en un “territorio móvil(-volatil)”, por el barranco. Si le unimos la urgencia de conseguir dinero para sobrevivir, que presiona sobre los recursos, conllevará una defensa más violenta del espacio entre comunidades. Dicho sea de paso, las comunidades poseen relaciones de sangre, matrimoniales, de compadrazgo, entre otros. Insistimos machaconamente: hay que titular grandes espacios, el territorio ancestral del pueblo kukama, su territorio integral (o al menos varios “territorios intregrales kukama”: la RNPS, el Nanay…, sin dejar por eso de pensar en los kukama de las ciudades).

Regresando a Santa Clara. Los comuneros de Leoncio Prado afirman: “no me vas a cobrar por utilizar mi patio”. Lo que anteriormente fue el patio de su casa se lo comió el Marañón. A medida que el apetito del río le obligaba a tragar más tierra de la comunidad de Leoncio Prado fue depositando barro en Santa Clara. Barreal que ahora reclaman como “mi patio”. Santa Clara, con buen criterio, avala su petición con un acuerdo firmado en libro de actas. Y las actas firmadas libremente se convierten en leyes en las comunidades nativas, leyes que deben ser respetadas. Mientras la RNPS mantenga una política de no asentamiento de comunidades al interior de la misma, no tendrá solución este complejo problema que puede reventar en forma de brujería, entre otros posibles estallidos. Una válvula de escape, con gran sufrimiento para las familias indígenas, es la migración en busca de un trabajo, habitualmente mal remunerado, en Lima o en ciudades costeras, siguiendo el despegue económico peruano.


© Parroquia Santa Rita de Castilla, 2012. Baño en la comunidad de Santa Clara, perteneciente al proyecto de agua y desagüe. Lo primero que se ve llegando a la comunidad, no son las casas, son los baños. El arquitecto que los diseñó merece un premio: se hace acreedor de una gorra para tapar su mollera. Los tubos, por cierto, están malogrados desde el primer día, no hay desnivel.


Posdata: La reunión convocada por la comunidad de Santa Clara se llevó a cabo el 16 de octubre de 2013. Como queda indicado, sólo asistieron a la convocatoria los miembros del equipo parroquial. Seguramente las autoridades de SRC no quieren indisponerse con la comunidad de Leoncio Prado, casi cinco veces más grande. Y los comuneros de Leoncio Prado, estimulados por los consejos de funcionarios del SERNANP, sintieron la fuerza necesaria para obviar la plasmación de su firma en el libro de actas de la comunidad de Santa Clara, que ya no piensan cumplir. Como anécdota: al día siguiente, 17 de octubre de 2013, se jugó un partido de fútbol entre muchachos de ambas comunidades, en Leoncio Prado. Un joven de Santa Clara tuvo que ser evacuado a Iquitos por rotura de hueso. No conviene precipitarse en sacar conclusiones, la anécdota está traída para ver la relación entre comunidades vecinas.

Santa Rita de Castilla, octubre 2013



Nota: estos breves artículos pretenden sugerir más que realizar una reflexión sistemática. Queda mucho trabajo por hacer. Se precisa de más tiempo y otro soporte diferente a un blog para acometer ese tipo de reflexión, que no descartamos.

P. Miguel Angel Cadenas
P. Manolo Berjón                                       
Parroquia Santa Rita de Castilla                                
Río Marañón                                                         


[1] Los grandes ríos de la Amazonía no tienen curso fijo. En SRC estamos a 100 msnm. El desnivel es mínimo y el río busca los meandros necesarios para que el agua se deslice hasta el Atlántico, a unos 3500 km. de distancia aproximadamente. Este cambio de curso, en suelos aluviales, es lo que denominamos barranco, provocando nuevas y continuas ubicaciones de las poblaciones que son literalmente comidas por el río.

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