Estamos
visitando una comunidad del distrito de Nauta. El comentario lo llevan quienes
han estado en la Plaza 28 de Julio en Iquitos con ACODECOSPAT (Asociación
Cocama de Desarrollo y Conservación San Pablo de Tipishca). En la tarde nos
vamos a la comunidad de enfrente. Poniendo un pie en la nueva comunidad avisan,
a gritos, que tenemos una llamada urgente. Regresamos. Tarda en entrar la
llamada. No sabemos qué está ocurriendo. Suena el teléfono de Gilat. Está
llamando una hija que vive en la ciudad a su familia. Hay que continuar
esperando. Al rato entra otra llamada. Es para nosotros. La noticia nos
impacta: ha habido un derrame de crudo en la base de San José de Saramuro y otro
en Cuninico, con algunos días de distancia. Salimos del teléfono y algunas
gentes se acercan a preguntar: qué ha pasado. Comentamos brevemente. La gente
se dispersa y continúan jugando, no les queda otra. Se nota la rabia, la
impotencia.
© Parroquia Santa Rita de Castilla, 2014. C.N. Santa
Rosa de Uraninas. Cartel que “no” ha puesto los moradores.
CUNINICO
Y NUEVA SANTA ROSA DE URARINAS
Cuninico
y Nueva Santa Rosa de Urarinas son dos comunidades situadas en el distrito de
Urarinas, provincia de Loreto. Cuninico está ubicada en la boca de la quebrada
que lleva su mismo nombre, a orillas del Marañón. La quebrada tiene abundantes
cochas. En la comunidad se instalan comerciantes de pescado que lo transportan
a Yurimaguas y Tarapoto. La comunidad, fundamentalmente, vive de la pesca. Una
de las cochas lleva el nombre de Omurano. Quienes conocen de pueblos indígenas
notarán el nombre de uno de ellos. Siendo antiguo territorio del pueblo Omurano,
ahora está ocupado, fundamentalmente, por el pueblo Kukama. Otro día hablaremos
del pueblo Omurano.
El
lugar de la rotura del oleoducto es un punto dentro del territorio de la
comunidad de Nueva Santa Rosa de Urarinas. Sólo que ha bajado por la quebrada y
han sido la comunidad vecina de Cuninico quien ha dado la voz de alarma.
Los
días son apacibles, las gentes realizan sus trabajos diarios con tranquilidad,
pero con constancia. Están esperando el mijano: en la vaciante de los ríos
salen abundantes pescados del interior de las cochas a los ríos grandes. ¿Habrá
este año mijano en Cuninico? Es una pregunta retórica. No, no habrá. ¿Habrá
mijano en el Marañón? Nos gustaría que un biólogo nos explique. ¿Alguien tendrá
en cuenta la pérdida económica que esto genera en Cuninico y comunidades
aledañas? ¿Se encarecerá el pescado en Yurimaguas y Tarapoto? Por supuesto.
Pero muchos de los habituales del pescado de la quebrada Cuninico nunca lo
sabrán. ¿Cuánto tiempo tardará la quebrada en recuperarse? ¿20 años, 30 años?
Dejemos la especulación a los biólogos. Esto no es lo más importante, ni de
lejos.
¿Es
esto grave? No tanto, forastero. Citamos de memoria porque las condiciones en
las que se escribe esta crónica no permiten la revisión de documentos. Pero a
modo de información, que fácilmente ustedes pueden comprobar, al menos deberían
hacerlo las instituciones. El “Estudio de Impacto Ambiental del proyecto
Sísmica 2D Lote 106 – Cuenca Marañón” de Petrolífera, publicado en Internet
sólo considera la parte socioeconómica y cultural, con errores de bulto, por
supuesto. Pero en un pequeño resumen que entregaron en las comunidades se
indicaba la presencia de metales pesados en la boca del Chambira y Cuninico.
Esta parte, lógicamente, no la han publicado en Internet. Lo hacían para
curarse en salud. En el caso de que decidiera explotar el lote no eran
responsables de lo que se han encontrado, es previo a su llegada. ¿Ha hecho
algo el Estado por remediar esto? No. Son responsables de que durante tantos
años, conociendo, los mercados de Yurimaguas y Tarapoto hayan consumido
impunemente pescado de la quebrada
Cuninico. Puede que las autoridades cierren los ojos, pero para los que somos
cristianos, Dios nos preguntará qué hemos hecho. Para quienes adoran al dios
dinero, lo que pueda pensar Dios es una minucia insignificante.
Esto
no puede ser una crónica de lo sucedido, dado que el Estado, encargado de dar
una explicación, nunca lo hará. Y si se ve obligado a dar la explicación nunca
será convincente. A lo que íbamos: una comunidad cercana comunica
desesperadamente que necesitan ayuda: “ha habido un derrame de petróleo”. Sólo
querían ser escuchados. Su teléfono Gilat no funciona bien, se entrecortaba.
Sospechamos que esta vez no está intervenido, porque antes del suceso ya
ocurría igual. Pero no hay duda, hay teléfonos intervenidos, y de eso sabemos
algo. Nos ponen en la pista. Comienza el periplo de llamadas a diferentes
comunidades. Empieza la confusión. Nos hablan de un derrame en San José de
Saramuro. ¿Es el mismo derrame? El caos nos acompaña varias horas y varias
llamadas a comunidades. Al final, esclarecemos que son dos derrames diferentes.
Varios
días la gente comía el pescado con olor y sabor a gasolina. Al principio nadie
le dio importancia. Pero después de varios días surgió el comentario en la
comunidad. Un comunero entró en la quebrada y, con ojos espantados, vio
cantidad de peces y boas muertas y manchas de petróleo por todos lados. Se ha
quebrado el oleoducto en la zona que los comuneros denomina Varillal (atención
para los ambientalistas). Asustado regresa a la comunidad y conversan entre
autoridades y comunidad. Como primera medida deciden llamar a las instituciones
en Maypuco, sede del distrito de Urarinas. Entre otros, llaman al Municipio y a
la PNP (Policía
Nacional del Perú). Ellos hacen fotos y algunos videos. Comienza el movimiento.
Hasta el 2 de julio sólo había llegado 5 litros de agua por familia y agua del
Marañón. De nuevo, las emergencias no son atendidas, menos si es lejos de la
ciudad. Los planes de emergencia o no existen o no funcionan. Quien sí acude,
dicen los pobladores, es Petroperú llevando personal sanitario, entre ellos un
doctor. Échense a temblar.
© Parroquia Santa Rita de Castilla, 2014. C.N.
Cuninico.
En
el derrame de 2010, en Santa Rita de Castilla, un doctor contratado por
Pluspetrol atendió a toda la población enferma. Todos contentos, aunque no
todos. Rápidamente solicitamos información al Centro de Salud. Se lavaron las
manos. Ellos no atendieron, lo hizo el personal contratado por Pluspetrol en
aquella oportunidad, y no dejaron constancia de enfermos, limpiaron todos los
expedientes. Mucho nos tememos que esta vez pueda pasar igual. Ya está
advertida Cuninico, veremos qué pueden hacer. Pero también sería importante que
el Ministerio de Salud, la
Defensoría del Pueblo… soliciten esa información y no se
queden de brazos cruzados cuando les digan que no ha sucedido nada. Quienes nos
siguen, ya saben que nuestra abuelita contaba mejores cuentos.
Por
de pronto, en Cuninico hay 15 niños con
diarreas, vómitos, manchas y alergias. Seguramente hay más, y no solo niños,
pero son las noticias que nos llegan. Pero a más de un día de distancia río
abajo, en Santa Rita de Castilla, hay más niños de lo normal con “diarrea,
vómito, manchas y alergias”. La gente de Santa Rita de Castilla dice que “pasó
el petróleo” a partir del 1 de julio a las 5:00 p.m., e incluso todo el día 2
de julio. “Son como manchas de aceite que brillan” y como “de abajo brotaba”. Esto
es percepción local de varios moradores de Santa Rita de Castilla.
La
población, a nuestro entender, está lejos de ser atendida, pero ya intentó
entrar una chata en la quebrada Cuninico. No ha podido, está demasiado bajo.
Uno tiende a pensar: por supuesto, que hay que remediar cuanto antes lo
sucedido, el hueco en el oleoducto. ¿Habrán utilizado “dispersantes” o más bien
profundizarán el petróleo? Sospechamos lo segundo. Con todo no es lo más
preocupante. Nos dirán que utilizan productos autorizados y “benignos” con el
medio ambiente. Sospechamos que no dicen la verdad, por las ocasiones
anteriores que nos han mentido. Lo cierto es que determinados productos
“precipitantes” son más dañinos que el mismo crudo. ¿Y la población? ¿No merece
una atención adecuada? Brilla por su ausencia.
En
Cuninico al día 3 de julio la gente de la comunidad está contratada para
trabajar abriendo un espacio para que “aterrice el avión”. Sospechamos que se
refieren o a un hidroavión o a un helicóptero. Pero no nos detengamos. Esa parece
ser la única preocupación del Estado. Tal vez ni siquiera le preocupe lo que
está sucediendo, sino no perder más petróleo. Eso del medio ambiente lo
dejaremos para la Cumbre Climática
de diciembre, en… Lima.
Para
el 2 de julio esperaban en Cuninico a la Fiscalía del Medio Ambiente, OSINERGMIN
(Organismo Supervisor de la Inversión en Energía y Minería), y la Defensoría del Pueblo.
En Cuninico siguen esperando. No llegan (3 de julio, 8:00 a.m.). ¿Llegarán?
Seamos decentes, si es que nos queda algo de honestidad, esto de los derrames
es una minucia. Mirarlo como uno o dos derrames por separado, que será lo que
pretende el Estado, es dejar todo como está. El asunto debe ser englobado en
una política de extracción de hidrocarburos en selva baja que no cumple con los
requisitos mínimos: ni ambientales, ni culturales, ni de dignidad humana. Tan
solo responde al capital, y ya sabemos que el capital carece de corazón. De
esta manera situamos lo sucedido en un contexto que permita entender lo que
ocurre.
Los
Municipios son únicamente administradores, y bastante malos, por cierto. Ahora
estamos en campaña electoral. No podemos saber cómo se va a desarrollar, puede
que algún candidato en el distrito de Urarinas, hable de “los derrames”, pero
hasta ahí. Seguiremos escuchando de los candidatos sandeces y estupideces. ¿Se
va a incorporar al discurso regional? Estamos seguros que no será así. Para
decirlo claramente: en el bajo Marañón quienes están preocupadas de estos temas
son las organizaciones indígenas, y no todas.
SARAMURO:
“transparencia informativa”
¿Alguien
sabe lo que ha sucedido en la base de San José de Saramuro? Pues no. No hay
información verídica. Presumiblemente entre el 25 el 29 de junio algo ha pasado
en la base de San José de Saramuro. ¿Nos lo dirán algún día? No, no nos lo dirán.
La transparencia informativa brilla por su ausencia. Lo cierto es que parece
haberse roto una válvula o el mismo oleoducto, no podemos precisar más. Hasta
el día 2 de julio varios grupos de hombres han sido contratados para limpiar la
“cocha inmensa de crudo” que se ha derramado. La gente dice que sólo es en
tierra. ¿Y cuando vengan las lluvias?
Hay
gente que se contenta con el trabajo de limpieza. Les dan un sueldo diario. En
lugares donde la necesidad perentoria de dinero se hace acuciante no es de
extrañar. Sin embargo, el gran impacto de toda la actividad de hidrocarburos en
la cuenca del Marañón pasa desapercibido y quienes tienen obligación de
informar a la población y tranquilizarles, no hace su trabajo.
© Parroquia Santa Rita de Castilla, 2014. Tanques
“propiedad” de PetroPerú en la C.N. San José de Saramuro.
ALGUNOS
APUNTES
- Con la vaciante del río que se produce a fines de junio 2014, como todos los años, comienza a salir el pescado de las cochas y a migrar río arriba: “mijano”. ¿Surcará este año el mijano? Sospechamos que no. Se produce una barrera biológica. ¿Cuál será el comportamiento del pescado? Biólogos hay que nos lo tengan que explicar. El mijano no es ninguna broma.
- El pueblo Kukama se comportaba tradicionalmente como el mijano: viajando de un lugar para otro acompañado de sus “madres” (espíritus). Los colegios, entre otros, han asentado a la población en comunidades. El aspecto cultural implica muchos matices: hay personas que viven dentro del agua, hay ciudades dentro del agua, hay espíritus, madres de los peces… Los chamanes necesitan a todos estos seres para interpretar el mundo e intervenir en él. ¿Qué soñarán las gentes del lugar? Todo esto es religión kukama. Y quienes nos decimos religiosos debemos escuchar a Dios también a través de otras religiones, en este caso religiones indígenas, lo que llaman diálogo interreligioso, vamos.
- El impacto económico en la comunidad de Cuninico será terrible. ¿De qué van a vivir todos estos pescadores? Cuando una empresa rescinde el contrato a un trabajador tiene que pagar unos derechos. ¿Quién paga los trabajos que estos pescadores no van a poder realizar?
- El oleoducto está en pésimas condiciones. El Estado ha abandonado, irresponsablemente, por años sin término, su mantenimiento. Lo mínimo que exigen estos tiempos, y plata hay en Perú para hacerlo, es monitorearlo por un sistema computacional. No es posible que tenga que dar la voz de alarma la comunidad de Cuninico para que recién aparezca el Estado. Esto lo único que hace es poner en evidencia el total abandono por parte del Estado: bien sea su dueño o su supervisor. No entramos ahora en esas exquisiteces.
- Durante años, Perúpetro ha entregado algunos cuadernos y lapiceros a los niños de las comunidades por donde atraviesa el oleoducto. Esta actitud es totalmente irresponsable. Algunas comunidades están reconocidas como comunidades nativas y, a pesar de atravesar su territorio, no tienen derecho a ningún tipo de derechos: compensación, servidumbre… (dejemos esto para los abogados).
- La situación de San José de Saramuro es totalmente irregular. Era un fundo con algunas personas. Cuando las petroleras encuentran hidrocarburos desplazan a la comunidad que se divide en dos: San José de Saramuro y Saramurillo. Se pagan las chacras y se obliga a la gente a salir, incluso a aquellos que no quieren, ni aunque les paguen.
- Hacia 1995, sin precisar mucho, ardió un tanque de almacenamiento en San José de Saramuro. ¿Se compensó a la población? ¿Se ha hecho algo al respecto?
- Nueva Alianza es una comunidad kukama que está situada en la boca del Urituyacu, tres comunidades por encima de Cuninico. Nos dicen que los peces circulan por la tubería. Es, pues, un indicio que el derrame es más que un punto: Cuninico.
- La ciudadanía está resquebrajada. Mientras no seamos todos ciudadanos de primera categoría y se nos trate como tal, este tipo de situaciones no se arreglarán. Ahora estará un par de días o incluso semanas en el candelero, después pasará de nuevo al olvido.
- Hay muchas más cosas, como la salud pública, pero la premura del tiempo no da para más.
P.
Miguel Angel Cadenas P.
Manolo Berjón
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