Para Teresa Fasabi, Leoncio Prado, con
admiración hacia su vida y trabajo.
Estamos
en Leoncio Prado, distrito de Parinari, provincia de Loreto (Perú), a más de 150 km. de Cuninico (lugar
de un pernicioso derrame de petróleo crudo), y hemos terminado el bautismo. Preguntamos
si ha habido algunos enfermos este tiempo. Comienza la gente a hablar, van
dando nombres, edades y describiendo los síntomas. Lo habitual en estos casos,
como en otras comunidades que hemos visitado. De repente, escuchamos: “mi nieta
está bajando de peso. La diarrea y la fiebre le ha durado una semana y le está
arruinando”. Estas fueron las palabras de Teresa Fasabi. Desliza la frase sin
darle importancia, como quien no pretende focalizar la conversación pero con
este trallazo se produce un profundo y respetuoso silencio que nos golpea el
corazón.
Teresa
es una mujer de 57 años. Habla poco y en muchas ocasiones permanece en segundo
plano. Pero cuando tiene que trabajar es la primera que se apunta. Lleva más de
20 años colaborando con su comunidad como Movilizadora (atención de niños de
0-3 años en crecimiento y desarrollo temprano). Teresa sabe lo que dice, es
movilizadora desde 1992, cuando se inició este programa en la Parroquia. Desde
entonces ha pesado y medido, cada mes, a los niños de su comunidad cuyas madres
han aceptado este programa. Con su actuación, y el de sus compañeras, los
niveles de desnutrición en el territorio de la parroquia son todavía altísimos,
pero más bajos que la media regional. Nos falta mucho por hacer.
Unos
datos: la encuesta ENDES 2012 (Encuesta Demográfica y de Salud Familiar) señala,
para la región Loreto, un 32,3 % de desnutrición crónica y para el 2013 la
misma encuesta apunta un 27,7 %. Los datos de la Parroquia en el proyecto
de Crecimiento y Desarrollo Temprano, en colaboración con UNICEF, indican un 19
%. Es decir, tenemos una significativa reducción en el territorio de la Parroquia gracias al
trabajo gratuito y desinteresado de personas como Teresa. Sin embargo, es un
índice muy alto todavía, demasiado alto y excesivo sufrimiento. Falta mucho por
trabajar.
La
nieta de Teresa todavía no cumple 3 años. Su cerebro está en formación y la
desnutrición le afectará irremediablemente. El término “arruinar” es muy
gráfico y fuerte. Ella sabe lo que dice. Ha visto a muchos niños desnutridos y
ha hecho todo lo humanamente posible para remediar esta situación: charlas
educativas, peso y talla mensual por más de 20 años, consejos a los padres de
los niños y visitas domiciliarias, relleno de documentos para anotar la
evolución de los niños, asistencia a los talleres, conversación con las
autoridades varones de su comunidad para que entiendan la importancia del tema,
y desvelos varios. La nieta de Teresa no es la única en arruinarse. Combatir la
desnutrición debería ser una prioridad del gobierno y de cualquier persona bien
nacida. Sin embargo, encapsular y minimizar las consecuencias de los derrames
no permite visualizar un tema colateral, pero central, como la desnutrición. Si
se nos permite, en palabras cristianas, “la carne de Cristo sufriente”, los
humildes, son prioritarios. Por encima de cualquier apreciación económica, por
importante que sea, está la gente de carne y hueso, especialmente aquellos que
tienen que sufrir las consecuencias de estos desastres.
Nos
gustaría que alguno de esos grises funcionarios mirase a su hijo y lo
encontrara desnutrido para ver su reacción. No deseamos que sus hijos estén
desnutridos, sólo es un ejercicio de ponerse “en los zapatos del otro” (o en
las humildes y dignas chinelas de la señora Teresa). Qué sentiría si escuchara
a algún funcionario minimizar las causas que producen estas situaciones. No
somos tan ingenuos para pensar que los derrames son la única causa de la
desnutrición, pero ayuda. ¿Qué pasa con el pescado? No será momentáneo como
dicen algunos inescrupulosos. Después de un derrame de estas proporciones el
Marañón se enferma por 20 ó 30 años para recuperar la situación anterior al
derrame. En palabras sencillas: han robado las proteínas del plato de los
humildes. Y eso provoca desnutrición.
MÁS
ENFERMOS EN LEONCIO PRADO
Los
datos están recogidos el 10 de julio 2014. Insistimos que nosotros no tenemos
competencia en salud, pero los dolores contraen el rostro y las diarreas
huelen…
- joven mujer de 15 años con fiebre y vómito, le dolía el estómago (3 julio). Ha permanecido así 2 semanas;
- niña de 2 años con fiebre y dolor de estómago (3 julio);
- adolescente mujer de 13 años con dolor de estómago y cabeza (3 julio);
- mujer de 40 años con color de vejiga, cintura, y estómago y como quemado en la nalga ( 3 julio);
- niña de 2 años y 11 meses con dolor de estómago, diarrea y fiebre, está bajando de peso; dos semanas que está así;
- mujer de 37 años con dolor de estómago, diarrea, nauseas, pero no arrojaba;
- mujer de 20 años le salen manchas en la piel en forma de caracha;
- niña de 3 años con manchas y comezón en todo su cuerpo, desde hace dos semanas;
- varón de 45 años con comezón en todo su cuerpo;
- mujer de 30 años con dolor de estómago (1 ó 2 julio). Ha visto el agua brillosa cuando ha ido a recoger agua para acarrear a su casa; también ha visto como unas bolitas de arena de color blanco, marroncito y negras que rebalsaban. Ha recogido agua del río Samiria;
- varón de 34 años con diarrea;
- adolescente mujer de 13 años con dolor de estómago y diarrea;
- niña de 2 años y 11 meses con comezón en todo su cuerpo;
- mujer de 24 años con dolor de estómago desde el 7 de julio;
- mujer de 62 años con diarrea, nauseas, comezón en todo su cuerpo y fiebre;
- niña de 3 años está bajando de peso con diarrea y fiebre;
- mujer de 57 años con manchas en la piel y comezón.
Llama
la atención que abrumadoramente la mayoría de las personas registradas son
mujeres y niños. Los varones esconden estos padecimientos, son enfermedades
consideradas “leves” y prefieren no reconocer en público estas “debilidades”.
Repasando los datos no aparecen niños menores entre 6 y 24 meses, lo cual, casi toda seguridad,
implica un sesgo. En otras palabras: sospechamos que hay muchos más enfermos,
pero no todos lo quieren reconocer en público. “¡Para qué, si no nos van a dar
nada!”.
Una
visita a la Posta Médica
de Leoncio Prado, para conversar con sus responsables, nos afianza en nuestra
impresión. Su percepción indica que ha habido un aumento de diarreas, vómitos y
problemas de piel desde el 28 de junio a la fecha de nuestra visita (10 de
julio 2014). A pesar de que la mayoría de la gente continua sin ir a la Posta por estas
enfermedades, insistimos, consideradas “leves”.
¿Recuerdan
que el Estado ha declarado en emergencia sanitaria el Marañón? (5 mayo 2014).
En aquella ocasión secuestraron la palabra contaminación, que no se nombra en
dicha declaratoria de emergencia. Por tanto, las consecuencias de la
contaminación no aparecen. En aquel entonces, estaban muy preocupados por las
diarreas (insistimos que sustrayendo las posibles enfermedades derivadas de la
contaminación). Pues bien, ahora que hay diarreas el Ministerio de Salud no
dice nada. Y necesitamos que se pronuncie la ministra. No seamos ingenuos y
remarcamos: la mayoría de la población no ha ido a los Centros y Postas de
Salud, lo cual implica que si algún inescrupuloso funcionario dice que no hay
datos registrados, las causas no son que no haya enfermedades, sino la
desconfianza en el Ministerio de Salud y cuestiones aledañas que no vienen
ahora al caso.
La
ubicación de Leoncio Prado es interesante porque está situada en una isla. Por
un lado le bañan las aguas del río Marañón, por el otro, las del río Samiria en
su tramo final que se mezclan, por un caño, con las aguas del Marañón. Y sin
embargo, los funcionarios ocultan la verdad. Cualquier persona sabe que los
ecosistemas se interrelacionan y lo que sucede en un punto afecta a otro
–“efecto mariposa”–, más cuando es en la misma cuenca fluvial. Teresa no posee
ningún título académico: ni ingeniera, ni socióloga, ni comunicadora, ni… No le
hace falta para saber que los funcionarios inescrupulosos que debieran
defenderla se sienten ajenos a estos impactos. Ha visto lo que sucede en su
comunidad y eso le basta. Otra cosa diferente son los intereses que defiendan
esos grises funcionarios.
Encapsular
el derrame en Cuninico, como pretende el Estado, puede ser muy interesante para
el capital, pero pernicioso para la población local. Las personas están por
encima del dinero de unos pocos. Esto, que debiera ser una máxima fácilmente
comprensible, está, en el mejor de los casos, en discusión, cuando no es
prácticamente silenciado por la práctica miope, barata, de aquellos que tienen
la encomienda de trabajar por todos, especialmente por los más humildes.
Apéndice.
No nos olvidamos del pescado. Este año, por de pronto, no ha surcado el mijano.
Y muchos piensan que no lo hará. La actividad económica más importante se ha
resentido enormemente. ¿Alguien compensará esta perniciosa lacra? Haría bien el
Estado en pedir perdón e implementar una política acorde con su población.
¿Cuándo se van a reconocer los derechos de los pueblos indígenas sobre su
territorio? Comunidades indígenas son atravesadas por el Oleoducto Nor-peruano
en pésimas condiciones y no son reconocidos sus derechos de compensación,
servidumbre… Las leyes indican que el oleoducto no debe estar en tierra ni en agua,
y lo está, vaya si lo está. Pésimas prácticas.
Nota:
el 14 de julio de 2014 llegó Basilio al puerto de Santa Rita de Castilla con
unas huamas (plantas acuáticas) recogidas en la muyuna (remolino del agua)
abajo del pueblo de Santa Rita de Castilla. Nos fuimos a verlo. Cada frase que
pronunciaba iba elevando el tono y nosotros guardamos silencio: “¡hasta
cuándo!”, “¡qué van a decir ahora!”, “que vengan esos petroleros a decirme a mi
que no hay contaminación!”, “no he encontrado nada [de pescado]”. El tono se
eleva cada vez más y la tensión llega a su máxima expresión. Guardamos
silencio. Basilio sale de su canoa, hace gestos con sus manos y sube al puerto,
menea la cabeza y dice: “que vengan acá y yo les hago comer esa huama”. Todos
nos reímos y se distiende la tensión.
© Parroquia Santa Rita de Castilla, 10 julio 2014
Foto:
con una foto es suficiente. No hemos querido colocar fotos de niños
desnutridos, para qué. Un poco de dignidad. El pie pertenece a Teresa. No se
quejaba, no reclamaba, no…, pero a nosotros nos interpela. Es un asunto de
salud pública. Posee más dignidad esta humilde chinela de Teresa que los
zapatos bien lustrados de esos funcionarios inescrupulosos.
P.
Miguel Ángel Cadenas P.
Manolo Berjón
Parroquia
Santa Rita de Castilla Parroquia
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