miércoles, 3 de noviembre de 2010

Fiesta grande en Santa Rita


FIESTA GRANDE EN SANTA RITA DE CASTILLA (PERÚ)

Hoy les voy a contar un poco de cómo celebran la fiesta grande del pueblo, la fiesta de Santa Rita de Castilla (Perú), el 22 de mayo. Días antes ya empiezan los preparativos para todos los festejos, y sobre todo, la chicha, una bebida a base de arroz, hierbas y no sé cuantas especies más que no recuerdo, que fermenta y luego es bebida por toda la gente. Todo eso es cocido antes durante horas y horas, dos días por lo menos, sin dejar de dar vueltas con unos palos muy largos para que el fuego no dé demasiado cerca, porque con el calor que ya hace y la humedad… siempre hay voluntarios que se turnan, la fiesta se lo merece.



Ese día la misa es por la mañana y seguida la procesión con la imagen de la Santa muy floreada y adornada (allí las flores y las plantas crecen en cualquier humedad) por la orilla del rio Marañón, y con un silencio muy respetuoso, haciendo alto en ciertos sitios para implorar de la Santa que proteja a la gente, que el río no se altere ni llegue el barranco que lleva a todo el poblado, a veces poco a poco y otras veces en bloque. Esto ocurre cada ciertos años (sucedió al siguiente de estar yo allí) y tienen que emigrar al interior de la selva porque se quedan sin nada y tienen que rehacer sus viviendas.

Terminada la procesión colocan a la Santa en el salón de la Consejería (Ayuntamiento) en un altar muy decorado con un dosel hecho con sábanas, donde clavan y pegan toda clase de adornos, flores, papalillos brillantes, cuanto más brillen mejor, y para ello los envoltorios de los caramelos y bombones que yo había llevado hacen muy buen relleno…luces y velas (para ese día sí hay luz)


Seguidamente se organiza una danza, no baile, muy armoniosa que empiezan los niños ( ¡¡ qué cantidad de niños ¡! ), luego los jóvenes y por último todo el que quiera honrar a la Santa; y al son de un bombo que continuamente tocan con el bom, bom, bom…


Es un ritual que ellos hacen con un sentido religioso muy profundo y casi místico, con una seriedad total: se santiguan al empezar y un pañuelo en la mano que luego descubrí que aparte de dar un cierto aire elegante servía para limpiarse el sudor.


Se reparte chocolate bebido a los niños y chicha a los adultos y así se van turnando hasta la madrugada del día siguiente. Y de verdad que da un cierto fervor con la seriedad que lo hacen.


A eso de las 10 del día 23 vuelven a empezar otra vez la danza hasta la tarde que llevan la imagen al altar de la iglesia.
El 24 es la fiesta más pagana y hay movida desde las 6 de la mañana tocando marchas militares, desfiles de escolares, de policías, agentes de no sé qué ayudas…


Izado de bandera, autoridades presidiendo… todas las casas luciendo la bandera peruana… un patriotismo del que en España carecemos.


En el pleno del Ayuntamiento en el que nadie dice nada, solo la autoridad competente, y luego cuando termina los corrillos correspondientes protestando.


Por la tarde partidos de fútbol entre unos poblados y otros, incluidas las mujeres que también tienen su equipo.



Esos días ni siquiera hacíamos quehaceres en el entorno de las Hermanas como coser o limpiar. Por la noche tenían baile hasta la madrugada, porque esos días sí había luz todo el tiempo.
La gente disfruta las fiestas con toda intensidad y hasta algún mareo etílico presencié a causa de la chicha, en el que la esposa o el hijo de turno tenía que ayudar a llegar a casa al padre que se le fue la mano bebiendo.
Esos días, hacía poco que yo había llegado, me picaron los mosquitos a rabiar, y a partir de ahí las piernas fueron su lugar preferido para acribillarme, ¡terrible , terrible!
Esto cicatrizó aquí en España, pero el grato recuerdo es imborrable y siempre será agradable haberlo vivido y participar de otras costumbres y vivencias.

Texto: Victoria Martínez Alfayate (Valladolid)

Publicado en Foeminas

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