jueves, 14 de julio de 2011

LAS “BONDADES” DE CEPSA

( o la provocación de un afiche)

El día 27 de abril de 2011 llegamos a la comunidad de Nueva Alianza, río Urituyacu, distrito de Urarinas, provincia de Loreto, para un evento sobre legislación indígena en dicha cuenca. Nos vamos al teléfono comunal para coordinar y nos encontramos la siguiente nota que reproducimos por su interés.




No queremos dejar pasar la oportunidad de felicitar a CEPSA por su preocupación por la Amazonía. Nos parecen sinceras sus intenciones y exhala por sus poros interés por la humanidad, por los pueblos indígenas y por el medio ambiente. Muchas gracias, CEPSA. Ustedes nos aclaran las maldades de las pilas. Y con ello intuimos lo malos que son los indígenas que las usan provocando una fuerte contaminación en la Amazonía. Suponemos que CEPSA, preocupada como está por la contaminación por pilas, también ponga estos afiches en las ciudades y en la puerta del Consejo de Ministros (lo decimos por lo de los relojes).

Gracias a CEPSA sabemos que los indígenas que utilizan pilas para sus linternas, radios o en sus relojes son los causantes de los graves problemas ambientales. Más les valdría a estos indígenas no utilizar pilas para navegar en las noches en sus peque peques, ni ir a “linternear”: ir a cazar o pescar enfocando con la linterna. Ellos son los causantes de todos los males que nos aquejan.

Pobrecitos indígenas que no saben qué hacer en sus comunidades, pero para eso está CEPSA, llena de buenos propósitos, para indicarnos cómo debemos hacer. Claro, las enviamos a la ciudad, será Madrid o Barcelona, porque en Iquitos no existe un lugar adecuado para el tratamiento de pilas. De repente CEPSA contrata un vuelo charter para llevar las pilas a su país de origen, de repente.

El comerciante donde está el afiche es más inteligente que CEPSA y anota números de teléfono y direcciones que seguramente son de mayor interés. Gracias al papel de CEPSA, que no nos indican, pero que estamos seguros será papel reciclado, el propietario de la bodega tiene un lugar donde escribir sin necesidad de tumbar más árboles. Y es que CEPSA está en todo.

¿Por qué un afiche de CEPSA? Por pura casualidad. Bueno, tienen dos lotes petroleros en el Urituyacu, pero eso no tiene nada que ver con esta nota, ni con las buenas intenciones de CEPSA. Por cierto, CEPSA no les proporciona información pertinente a las comunidades sobre sus actividades en dichos lotes, pero eso es secundario frente a la gravísima preocupación por el deterioro ambiental provocado por las pilas utilizadas por los indígenas. Lo de indígenas es una patraña más de estos escribidores que tienen la mala pata de conocer la zona y escribir esta nota.

Gracias CEPSA, porque Compañías petroleras como ustedes hacen más habitable este planeta y una Amazonía más limpia. No importa que no se cumplan las leyes, eso del Convenio 169 de la OIT y la Declaración de Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas. Estas leyes no dejan de ser letra menuda frente a las pretensiones de Compañías como CEPSA. 

¿A esto se llama “responsabilidad social”?...
A otros con ese cuento.



P. Miguel Angel Cadenas                                           
P. Manolo Berjón
Parroquia Santa Rita de Castilla                                 
Río Marañón                                                            

MEMORIAL


 “AÑO DEL CENTENARIO DE MACHU PICCHU PARA EL MUNDO”

Caymituyo, 02 de mayo de 2011




Señor:



Asunto: Lo que se indica


Las autoridades de todas las comunidades indígenas de la cuenca del río Urituyacu, del distrito de Urarinas, provincia de Loreto, departamento de Loreto, reunidos en la comunidad nativa de Caymituyo los días 29 y 30 de abril del presente año; viendo que la flora y fauna están en extinción acordamos no permitir la caza ni la tala de árboles ya que venimos sufriendo por muchos años y viendo a personas foráneas que vienen cazando y tumbando los árboles maderables indiscriminadamente, por tal motivo las autoridades y todas las comunidades indígenas de la cuenca del río Urituyacu, acordamos los siguientes puntos:

  1. No permitir la caza de animales a personas ajenas que vienen a disponer de nuestros recursos naturales.
  2. Que está permitida la caza de animales a los moradores de las comunidades.
  3. No está permitido ni caza ni habilitación por personas foráneas.
  4. Cada morador estará autorizado a cazar para su consumo y sostenimiento de su familia.
  5. Los moradores podrán cazar hasta un máximo de 50 kg. de carne.
  6. Moradores y personas al no cumplir con estos acuerdos deberán comunicar a las autoridades de las demás comunidades.
  7. Los presentes acuerdos se estarán aplicando a partir del mes de julio de 2011, hasta que se vuelvan a tomar nuevos acuerdos.
  8. Todas las personas que han invertido y tienen madera trabajada (tumbada) tendrán un plazo hasta el 31 de diciembre de 2011, al no haber invierno se estará aplicando hasta el 30 de abril de 2012.
  9. Las autoridades deberán vigilar que ya no se sigan talando los árboles a partir de la fecha.
  10. Se pide a todas las autoridades nacionales, regionales, provinciales y distritales que no se estén dando las llamadas concesiones forestales en nuestra cuenca del Urituyacu.





Extracción de madera ilegal en la comunidad nativa de Nueva Alianza, boca del río Urituyacu.

PUEBLOS INDIGENAS DEL RIO URITUYACU



El río Urituyacu está situado en el distrito de Urarinas, provincia de Loreto, departamento de Loreto. Es un tributario por la margen izquierda del río Marañón. Su población originaria es el pueblo omurano, del que quedan unos pocos habitantes. En él habitan unos 800 urarina. La gran mayoría de pobladores pertenecen al pueblo kukama, fruto de una migración realizada desde el río Huallaga a comienzos de los años 70 del siglo pasado.

Cuando llegó el pueblo kukama al río Urituyacu había cantidad de animales de monte y pescado en el río. Al día de hoy el pescado se ha desaparecido prácticamente y la carne de monte ha sido diezmada. Quienes más dependen de la caza son el pueblo omurano y el urarina, que con el agotamiento de los recursos naturales se encuentran en una situación muy precaria.

Los días 29 y 30 de abril de 2011 se llevó a cabo un taller de capacitación en la comunidad nativa de Caymituyo de líderes indígenas de dicha cuenca, con una asistencia de 46 autoridades de 11 de las 15 comunidades existentes. El primer día se trabajó sobre el Convenio 169 OIT y la Declaración de Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas y el segundo día se tomaron algunos acuerdos que las comunidades sentían como una necesidad.


COMO SE GESTARON LOS ACUERDOS

José Yuyarima Canaquiri es un líder kukama de Pintuyacu, la más pequeña comunidad del Urituyacu. El ha nacido y crecido en su comunidad y ha visto cómo los recursos naturales se han ido agotando. Los beneficiarios no han sido los pobladores de este río sino comerciantes que han ido entrando desde ciudades como Iquitos, Yurimaguas, Tarapoto y hasta de Cuzco. Ha ido viendo cómo sacaban miles de trozas de madera en los últimos años y cómo la gente se ha ido empobreciendo, mientras los comerciantes disfrutan de una vida más cómoda.

En conversaciones y encuentros informales ha ido tomando cuerpo la idea de hacer algo. El año 2010 se tuvo un primer taller. La preocupación entonces era la entrada de la Compañía Petrolera CEPSA. El encuentro tuvo lugar en la comunidad de Reforma. Este año 2011 se ha tenido el II Taller y las preocupaciones eran otras: los petroleros, los madereros, los compradores de carne de monte en gran cantidad y los “israelitas”.  Viejos temas a los que se añaden otros nuevos

Líder indígena José Yuyarima manejando el peque peque

pero empatando con antiguas aspiraciones. La tenacidad y el buen hacer de José ha llevado a buen puerto el taller desembocando en unos acuerdos de gran calado.

Aprovechando los viajes a la comunidad nativa de Nueva Alianza, boca del Urituyacu, con su mujer para “cobrar” los S/. 100.00 del proyecto gubernamental JUNTOS, ha convocado a los presidentes comunales de la cuenca y se han puesto de acuerdo para un encuentro en la comunidad de Caymituyo. Comenzaron las gestiones: la Municipalidad de Urarinas les apoyó con un poco de gasolina y algunos víveres, y la Parroquia Santa Rita de Castilla con la exposición de los temas. José ha tenido que viajar en varias oportunidades hasta las sedes de estas instituciones, en alguna ocasión bajando dos días en canoa.
Comunidad nativa de Caymituyo – río Urituyacu


LAS CABECERAS

En las cabeceras del río están los recursos naturales, ya no quedan en otros lugares. Y ahí precisamente se han instalado los madereros y compradores de carne. La comunidad nativa de San Juan de Abejaico les da cobijo. El acuerdo, por tanto, es una llamada de atención a dicha comunidad. A esta comunidad le asiste una concesión forestal. Coartada perfecta para “blanquear” la madera ilegal extraída en otros lugares donde no existe dicha concesión. Estos acuerdos tratan de sincerar la situación y obligar a dicha comunidad a rescindir la concesión forestal.

Madera y animales van de la mano. La extracción de madera estaba agotando los animales. Las cabeceras de los ríos deben ser intangibles para que los animales encuentren un espacio de libertad donde poder reproducirse y expandirse posteriormente por todo el territorio, generando proteínas para los comuneros.


DESPACIO PARA LLEGAR LEJOS

En la asamblea de Caymituyo algunas personas se impacientaban, sobre todo los madereros. Ellos tomaban la palabra y deseaban un acuerdo rápido. La frase más repetida era: “ahí no más estamos dando la vuelta”, para indicar que no avanzábamos nada. La estrategia era demorar.

Un profesor al día siguiente nos decía que dimos “demasiadas vueltas”. “Cuando nos reunimos los profesores en eventos importantes nos dan dos minutos para hablar, así no lo hacemos demasiado largo”. Pero esa estrategia de la rapidez es perversa en pueblos indígenas. Se necesita tiempo para que todos hablen y hay que darles oportunidad. Tener posibilidad de hablar no es únicamente pedir la palabra. Al mismo interior de la asamblea se dan relaciones de poder que conviene no desconocer. Algunas autoridades son habilitados por los patrones: madereros y compradores de carne. No es tan sencillo hablar en su presencia.

Un maderero había explicado por 15 minutos la importancia de su actividad: “todos tenemos necesidad”. Un indígena urarina lo rebatió en 10 segundos: “no queremos que saquen madera del Tipishca”. Esos 10 segundos fueron mucho más valiosos que los 15 minutos del maderero y las dos horas largas que utilizaron el resto de madereros para convencernos que “todos tenemos necesidad”. Los madereros y compradores de carne hablaban desde el principio y querían un acuerdo rápido. El presidente comunal de Caymituyo solo utilizó esos 10 segundos, suficientes para expresar el sentimiento de la mayoría de los asistentes. Demorar, dar oportunidad, apoyar a los más débiles es la mejor estrategia de equilibrar relaciones de poder asimétricas.

Dando vueltas y más vueltas se llegó a la mejor conclusión. La estrategia dio resultado. Ahora solo falta poner en práctica los acuerdos. Se puede confiar que así será puesto que han sido ratificados por todas las autoridades presentes, excepto las de la comunidad de San Juan de Abejaico, que como indicamos arriba, es sede donde se asientan madereros y comerciantes de carne.


Líderes indígenas en la comunidad de Cafetal.

Solo cabe felicitar a José Yuyarima Canaquiri, él ha sido el gran artífice de estos acuerdos, que poco a poco fue dando oportunidad para que la gente conversara, utilizando el ritmo del tiempo de manera óptima. Y felicitar a todas las autoridades presentes que han tomado unos acuerdos largamente sentidos por la población. El río Urituyacu está de enhorabuena.



P. Miguel Angel Cadenas                                             
P. Manolo Berjón
Parroquia Santa Rita de Castilla                                 
Río Marañón                                                             

INFORME UGEL MARZO 2011

PARROQUIA SANTA RITA DE CASTILLA
RIO MARAÑON




Sr. Ezequiel Vela Pinedo
Director UGEL
Nauta.-


Santa Rita de Castilla, 26 de marzo de 2011


De nuestra consideración:

Por las presentes reciba un saludo cordial, al tiempo que deseamos se encuentre bien de salud junto con sus colaboradores.

En esta oportunidad queremos enviarle unas notas sobre el río Urituyacu tal como le indicamos en la visita que realizamos a su despacho con las autoridades distritales de Parinari.

El río Urituyacu es una quebrada que desemboca por la margen izquierda en el Marañón en el distrito de Urarinas, provincia Loreto. Consta actualmente de 15 comunidades, la mayoría pertenecientes al pueblo kukama, pero también existen unas pocas comunidades urarina y unos pocos individuos que hablan el idioma omurano.

El río Urituyacu forma parte de dos lotes petroleros. No se ha consultado a su población, pese a su obligatoriedad en territorios indígenas. CEPSA es la compañía que posee dichos lotes. Los madereros hace tiempo que tienen esta cuenca como su mansión. Comerciantes de lugares lejanos a la Amazonía llegan hasta acá en busca de animales de monte, que ya escasean. La presencia del Estado en este río es muy fuerte legitimando lotes petroleros, pero muy débil en servicios: en educación faltan muchas cosas por hacer. La presencia de profesores no es muy constante, por decirlo suavemente. Respecto a salud existe una Posta Médica en Reforma, pero la permanencia del técnico sanitario es otra historia. La atención en salud dista mucho de cubrir los mínimos aceptables. Por hacer un poco de memoria: a finales de los años noventa del siglo pasado muchas personas tuvieron en un solo año 4 ó 5 malarias, y hubo bastantes personas que llegaron al record de tener 8 veces malaria falciparum en un año. Un triste record que ni siquiera es conocido, menos del que se hace memoria para sacar las conclusiones oportunas al día de hoy.

El pueblo indígena omurano es considerado poblador originario del río Urituyacu. Hoy en día están en franco declive, tan solo quedan unos pocos individuos y se están mezclando con el pueblo urarina. Los omurano, dados por extintos en muchos informes, sobreviven bajo condiciones nada favorables, enfrentándose a su integración al pueblo urarina. Las enfermedades les acechan y la caza, tan estimada y necesaria para ellos, está en franca regresión. Si el Perú quisiera hacer algo por ellos se necesitaría un plan integral que proteja sus territorios. Eso implicaría una política de consolidación de territorios indígenas y protección de recursos naturales que está muy alejada de la ley del más fuerte que impera hoy en día, además de estudios específicos sobre lengua omurano y otros componentes que les permitieran afrontar los retos enormes que les acechan.

El pueblo urarina es originario del Chambira. Los estudiosos lo conectan con poblaciones andinas ecuatorianas. Lo cierto es que nadie se ha percatado de su presencia en el Urituyacu. El año 2010 en una visita a estas comunidades contamos unas 800 personas urarina. Un número nada despreciable. Pese a su cantidad la asistencia por parte del Estado no responde a sus expectativas. Comunidades urarina son Progreso II, San Antonio de Bancal y Guineal, mas una buena porción de los pobladores de Caymituyo y la mayoría de Ayahuasca. Estas dos últimas comunidades compartidas con el pueblo kukama y gobernadas por los últimos. Situación muy especial sería para las comunidad Progreso I y San Luis.
En educación no cuentan con los profesores necesarios. En Guineal existen quejas continúas de ausencia del profesor. El profesor nombrado es un ejemplo de lo que no debiera suceder: ausencia permanente de la comunidad. ¿No tiene el Estado peruano cómo defenderse de malos funcionarios? Porque siempre son las poblaciones más vulnerables las que no pueden defenderse de pésimos funcionarios que el Estado premia pagándoles un sueldo que no se ganan. Ayahuasca cuenta con 47 alumnos y tan solo un profesor. Teniendo en cuenta que Ayahuasca tiene población urarina y kukama bien mereciera un trato especial, si es que consideramos que la inclusión del Estado debiera apostar por la diversidad. Es un absoluto despropósito enviar un solo profesor mestizo para una cantidad de alumnos excesiva con una diversidad indígena que mereciera un trato diferencial por cada pueblo. Caymituyo es otro ejemplo de espacio compartido entre el pueblo urarina y kukama. Pese a que la presencia urarina es muy antigua, nunca han tenido la oportunidad de ser atendidos diferencialmente.

El pueblo urarina del Urituyacu pide algo tan sencillo como profesores. Ni siquiera pide profesores con especialidad intercultural bilingüe urarina, dado que no hay atención del Estado para este pueblo en dicha área, tan solo piden profesores mestizos, con eso se conforman. Habrá quien se lleve las manos a la cabeza afirmando que esa educación avasallará al pueblo urarina. Tal vez, pero es mucho peor dejar al pueblo urarina en manos de comerciantes, madereros, petroleros que utilizan el castellano sin haberles dado la oportunidad de conocer los rudimentos de sus escritos, abandonando al pueblo urarina a posiciones desproporcionadamente asimétricas. Somos conscientes que es una actitud precaria y parcial. Una intervención más global implicaría que el Estado quisiera hacer algo positivo, porque lo negativo es dejar pasar el tiempo. A medio plazo se necesitaría preparar profesores urarina con especialidad en interculturalidad y bilingües para en un tiempo prudencial tener una propuesta educativa para este pueblo. La lección de hace unos años con los profesores de las comunidades del Chambira bien merece mayor aplicación por parte del Estado, que parece no haber aprendido nada. O tal vez la política de un Estado cínico sea dejar pasar el tiempo mientras esquilman territorios y pueblos indígenas.

La población Kukama del Urituyacu es fruto de una migración en los años 70 del siglo pasado desde el río Huallaga, teniendo como corazón el pueblo de Lagunas, huyendo de las grandes inundaciones y buscando la altura donde poder ponerse a salvo de las hambrunas de tales alagaciones. Pero en los últimos años con la escasez de recursos, debido a lo anotado anteriormente de petroleros, madereros y comerciantes inescrupulosos por un lado y, por otro, la pésima atención en salud y educación, alguna gente ha salido de este río en busca de mejores condiciones de vida. La salida ha tenido diversos itinerarios: Yurimaguas y Lagunas en una dirección y en otra Nauta e Iquitos.

No atender adecuadamente en educación a estas comunidades implica migraciones hacia las ciudades donde no hay trabajo ni posibilidad de hacer chacras o dedicarse a la pesca. En tal sentido estamos fabricando nuevos pobres. La tal “racionalización educativa” que solo se ocupa de números genera un desastre ecológico en la Amazonía bajo el abandono de grandes territorios –buenas noticias para petroleros, madereros y demás esquilmadores de territorios indígenas– y aglomera poblaciones en ciudades insostenibles que provocan residuos inviables y hambrunas innecesarias. Nuestra sugerencia es apoyar en servicios básicos –educación y salud– a pequeñas poblaciones para que permanezcan cerca de sus chacras y cochas y no pasen hambre, consiguiendo una calidad de vida más acorde con la dignidad humana.

Los atropellos al pueblo kukama son del mismo calibre que con los pueblos indígenas anteriormente tratados puesto que es política de Estado el abandono de estas poblaciones diferenciales para mecerse en manos de grandes capitales que esquilman sus territorios. Pongamos un caso puntual de este pueblo para percibir la lógica perversa de la tal “racionalización educativa”: la comunidad kukama de Pintuyacu.

El año 1982 llegaron procedentes de Lagunas los primeros pobladores. Se asentaron en el medio Urituyacu, en la boca de la quebrada Pintuyacu, que terminó dando nombre a la comunidad. Esta pequeña quebrada es rica en recursos naturales: maderas, animales y unos poquísimos peces, que dado que en el Urituyacu no se encuentra pescado son altamente valorados. Desde 1983 hasta 1997 han tenido profesor. Desde entonces la comunidad no cuenta con profesor. Consecuencia de esta política nefasta han salido varias familias a otras comunidades más grandes para que sus hijos estudien. A pesar de todo, algunas pocas familias han permanecido en el lugar, realizando una labor heroica en el cuidado de sus recursos naturales, a costa de que sus hijos no aprendan a leer y escribir. Si los pocos moradores que quedan terminan saliendo en busca de colegio para sus hijos, el abandono será pasto de madereros y cazadores inescrupulosos que pronto terminarán con sus recursos, generando más hambre en el Urituyacu. Nosotros consideramos que estos pocos moradores, que tienen alumnado suficiente para un profesor, merecerían un premio del Estado puesto que cuidar los recursos de esta pequeña quebrada permite que las comunidades vecinas también cuenten con los recursos necesarios. Las comunidades kukama de Pintuyacu y Lupunayo y las comunidades urarina de San Antonio de Bancal y Guineal se sirven de los recursos de esta pequeña quebrada. Si desaparece la comunidad de Pintuyacu pronto se acabarán sus recursos y los comuneros de las comunidades antes mencionadas pasarán más hambre. Bien mereciera que el presidente comunal de Pintuyacu, por la labor silenciosa y constante que realiza, el señor José Yuyarima Canaquiri, recibiera el premio nacional de Derechos Humanos.

Globalizando el caso de Pintuyacu consideramos que atender a las pequeñas comunidades implica una cercanía a recursos naturales (chacra y cochas) que garantiza buenas condiciones de vida si el Estado les brinda la oportunidad de una educación de calidad y una atención en salud conveniente. De no ser así muchos pobladores de comunidades pequeñas terminarán migrando a la ciudad donde sus hijos podrán estudiar al precio del hambre que debe pasar toda la familia. Invertir en ciudades grandes es invertir en pobreza, pésima calidad de vida y abandono de territorios indígenas que favorecen intereses espúreos.

Una última nota. Algunos opinan que atender con educación bilingüe es suficiente. Tal vez, pero no opina eso el pueblo Kukama para quienes la educación no es cuestión únicamente de conocimientos, sino de sembrar en el corazón de los muchachos los principios de una vida buena. Y qué lejos estamos de esta expectativa del pueblo Kukama. La pretendida y difícil interculturalidad tiene que tener en cuenta que es el corazón la sede de la sabiduría, para que la cabeza no quede desconectada de la vida. Tal vez se pueda entender el fenómeno de la ouija de Nauta como una protesta contra una educación que no tiene en cuenta el corazón.

Deseamos que estas notas sirvan para llamar la atención sobre las comunidades del Urituyacu que con tanto esfuerzo afrontan una vida difícil con poca asistencia del Estado que prefiere alinearse al lado de los grandes intereses.

Sin otro particular, nos despedimos de usted deseando que cumpla con las funciones que todo funcionario debe tener en cuenta como servidor del bien común en beneficio de las poblaciones más vulnerables. Desde el río Marañón esperamos de usted que tenga criterios claros que beneficien a estas poblaciones.

Atentamente,

P. Miguel Angel Cadenas                                          
P. Manolo Berjón
Parroquia Santa Rita de Castilla